Se designa como paradoja, queridos amigos, a la figura retórica que consiste en la utilización de expresiones que envuelven una contradicción.
Ustedes,
ávidos lectores de Policromía de Ideas, seguramente recuerdan la nota Gödel,
Escher y Bach, en la que viéramos la conocida paradoja del cretense Epiménides que reza de la siguiente guisa:
Todos
los cretenses mienten.
Ahora
bien, si todos los cretenses mienten, él, como cretense, está mintiendo, luego
lo que dijo es mentira, pero, si es mentira, significa que los cretenses no
mienten, dicen la verdad; pero, si dicen la verdad, entonces es cierto que todos
los cretenses mienten y volvemos al punto de partida sin haber aclarado las
cosas. He ahí una paradoja.
Esto
nos lleva a William Newcomb (1927 – 1999), un físico teórico americano,
profesor en el Laboratorio Lawrence Livermore de la Universidad de California, sobrino
bisnieto del astrónomo Simon Newcomb; un polímata canadiense del siglo
XIX.
Pues bien, en 1960, mientras analizaba el conocido "dilema del prisionero", Newcomb dio forma a la que luego pasó a ser conocida como “paradoja de Newcomb”. Curiosamente, Newcomb nunca escribió acerca de ella, pero, unos años más tarde, llegó a oídos del conocido filósofo estadounidense Robert Nozick. Admirado por ella, Nozick la hizo pública en 1969, con la anuencia de Newcomb. "Es un problema hermoso. Ojalá fuera mío", acotó.
¿Y,
en qué consiste la tal paradoja, Martín?
Pues,
veámosla:
Supongamos
una mesa sobre la que hay dos cajas cerradas:
1.-
la caja A que contiene US$1.000 y
2.-
la caja B que puede contener US$1.000.000 o nada.
Se
nos ofrecen dos opciones:
1.-
llevarnos sólo la caja B o
2.-
llevarnos las dos cajas.
Nos
quedaremos con todo lo que haya en la/s caja/s que escojamos y el objetivo es
llevarnos la mayor cantidad de dinero.
Antes
de tomar la decisión, debes tener en cuenta que todo esto fue ideado por un ser
supremo cuya capacidad de predicción es perfecta.
Él
ya pronosticó qué haríamos.
Si
predijo que tomaríamos ambas cajas, dejó la B vacía.
Si
predijo que escogeríamos sólo la B, guardó en ella el millón de dólares.
Obviamente,
no sabemos lo que predijo.
Entonces,
¿Qué hacer? ¿Nos llevamos las dos cajas o sólo una? Recordemos que el objetivo
es llevarnos la mayor cantidad de dinero posible.
Y
resulta que este engañosamente simple problema está lejos de ser de fácil
solución. Y así, las encuestas muestran que el público reacciona de
la siguiente forma: Más o menos la mitad está convencida de que la opción 1 es
la correcta y la 2, absurda; y la opinión de la otra mitad es igual de
contundente, pero al revés.
De
hecho, fue por esa dicotomía que Nozick decidió publicarla.
El
tema es que hay dos soluciones posibles, pero, llevan a decisiones diferentes:
Argumentos
a favor de tomar sólo la caja B.
Si
tomamos lo que hay en ambas cajas, el ser supremo lo habrá predicho y no habrá
puesto el millón de dólares en la caja B, y, por lo tanto, obtendremos
US$1.000.
Si
tomamos solamente la caja B, el ser lo predijo así que al abrirla encontrarás
US$1.000.000.
Por
lo tanto, lo lógico es optar por tomar solo una caja.
Argumentos
a favor de escoger las dos cajas.
El
ser supremo ya hizo su predicción; el millón de dólares ya está o ya no está en
la caja B. Esto es un hecho y, entonces, el dinero no se va a esfumar
dependiendo de nuestra elección, pues una decisión en el presente no cambia una
tomada en el pasado.
Si
el ser ya puso el millón en la caja B y tomamos ambas, obtendremos
US$1.001.000, mil más que si tomáramos una sola caja.
Si
el ser no puso el millón en la caja B y escogemos ambas, al menos nos quedaremos
con US$1.000, en vez de nada.
En
conclusión.
No
es sorprendente si, a pesar de haber leído las razones de quienes escogieron la
opción distinta a la tuya, te sigue pareciendo irracional.
Eso
ha venido pasando incluso desde antes de que Nozick popularizara la paradoja.
"He
planteado este problema a un gran número de personas, tanto amigos como
estudiantes en clase", escribió el filósofo.
"Para casi todo el mundo es perfectamente claro y obvio lo que se debe hacer. La dificultad es que estas personas parecen dividirse casi por igual sobre el problema, y un gran número piensa que la mitad opuesta simplemente está siendo tonta".
Sin
embargo, subrayó, "dados dos argumentos opuestos tan convincentes, no
basta con conformarse con la creencia de que uno sabe qué hacer. Ni basta con
repetir uno de los argumentos en voz muy alta y lentamente".
Agregó
que era necesario "desarmar el argumento opuesto; explicar por qué no se
sostiene, mostrándole el debido respeto".
Muchos
han intentado hacerlo; varios están convencidos de que lo lograron.
Pero
la paradoja de Newcomb sigue siendo un rompecabezas espinoso y tremendamente
controvertido, con ramificaciones en la teoría de la decisión, la economía, la
psicología filosófica y la ciencia política.
Nozick
esperaba que la publicación del problema pudiera “dar con una solución que me
permitiera dejar de volver, periódicamente, a él”.
Pero
hasta ahora, a pesar de que se ha estudiado, discutido y escrito profusamente
sobre esta paradoja, no se ha llegado al consenso que le habría restaurado su
paz mental.
Ustedes,
queridos amigos, ¿Por qué opción se inclinan?
Sin embargo, no quisiera finalizar esta nota sin cumplir con el expreso pedido de mi presentadora de la semana pasada: Blanche Monnier. ¿La recuerdan? Aquí va su foto para ayudar a ello.
Concretamente,
Blanche me pidió que contara su historia. ¡Su triste historia!
¡Lo
haré! Y contaré para ello con el auxilio del excelente canal de Youtube,
Mystery Scoop, que ha preparado un magnífico informe.
Es
como decimos nosotros los brasileros: Não há fim para a maldade humana.
Se puede cambiar los subtítulos al español yendo abajo a la derecha a Configuración (la florcita redonda) - Subtítulos - Traducir automáticamente - Español
https://www.youtube.com/watch?v=3Dn-GvPGt4o
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