domingo, 2 de abril de 2023

La Física Cuántica y los Upanishads



¿Qué si yo creo en los Upanishads?

No, no particularmente. Pero, ese no es el caso de Viraj Kulkarni, estimados amigos, quien, a la hora de escribir este artículo era un muchacho indio que se encontraba en sus veintes, sin embargo, contaba ya con una maestría en ciencias de la computación de UC Berkeley y se hallaba cursando un doctorado en inteligencia artificial.

Pues bien, Viraj suele escribir notas para distintos periódicos como The Wire, por ejemplo, y sus temas preferidos incluyen, además de la IA, la Mecánica Cuántica y la Filosofía de su añejo país natal, la India. De eso trata la nota que les comparto que se titula La Mecánica Cuántica y los Upanishads.

Le he realizado pequeños agregados para aclarar ciertos puntos de la mencionada rama de la Física para que sea más sencilla su interpretación y es así que me he tomado el atrevimiento de traducirla para todos ustedes. 

Lo interesante de observar es cómo corrientes de pensamiento que, en apariencia, no tienen nada que ver, se imbrican íntimamente en la mente de algunos individuos.

¡Espero que lo encuentren interesante!



La Física Cuántica es uno de los desarrollos más notables del siglo XX. Hasta principios del mismo, las leyes del movimiento de Isaac Newton dominaron el estudio del universo físico. Más tarde, fueron "ampliadas", en su mayor parte, por la teoría de la relatividad y juntas, pudieron explicar satisfactoriamente casi todos los fenómenos físicos. Estas teorías clásicas formaron la base sobre la que descansaba toda la superestructura de la Física.

Pero a principios del siglo XX, los físicos descubrieron que partículas subatómicas, como los electrones, podían comportarse de formas que desafiaban las predicciones de esta Física llamada, entonces, Clásica. Para explicar este comportamiento, formularon las teorías y los principios de la Mecánica Cuántica, un conjunto de leyes naturales que podrían predecir muy bien el comportamiento de los electrones y otras partículas subatómicas.

Algunos de los más conocidos entre estos físicos fueron Niels Bohr, Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg. Sin embargo, estos físicos y otros pronto descubrirían que la recién llegada, al mismo tiempo que abría nuevas perspectivas teóricas y tecnológicas, también hacía algunas predicciones extrañas. Por ejemplo, permitió que los electrones atravesaran paredes, que las partículas existieran simultáneamente en dos lugares a la vez, que los agujeros negros se evaporaran y que la información se intercambiara entre observadores más rápido que la luz.

Este fue un momento crucial en la historia, en el que la Física se encontraba en un estado de gran agitación. La conocida imagen clásica de la realidad estaba siendo interrumpida por una que parecía demasiado loca para ser verdad, incluso cuando explicaba numerosas observaciones experimentales que la primera no podía. Einstein, Bohr, Schrödinger, Heisenberg y otros estaban profundamente preocupados por sus implicaciones. De hecho, se enfrentaron a un dilema personal: Creer en una teoría absurda que funcionaba o descartarla por una teoría intuitiva que no funcionaba.

En esta coyuntura crítica, descubrieron que su noción, de que el mundo que vemos no es la realidad en sí misma sino una proyección en nuestra conciencia, no era completamente nueva. En los antiguos textos indios conocidos como Upanishads, encontraron ecos de sus teorías y una base filosófica para asegurarse de que las implicaciones de la Mecánica Cuántica ya no los dejarían a la deriva.

Un mundo extraño

La Física Cuántica tomó forma a través de varios descubrimientos contradictorios con respecto al comportamiento inconsistente de la luz. James Maxwell demostró en 1865 que la luz se podía modelar como ondas electromagnéticas. Esto era algo que ya había postulado el físico neerlandés Christiaan Huygens (1629- 1695). En 1905, Albert Einstein publicó su artículo sobre el efecto fotoeléctrico, donde propuso que la luz se compone de diminutas partículas sin masa llamadas fotones. Algo que, por cierto, ya había sido propuesto por el enorme Isaac Newton, a quien sus experimentos sobre la naturaleza de la luz le llevaron a formular su teoría general sobre la misma, que, según él, está formada por corpúsculos y se propaga en línea recta y no por medio de ondas. Es decir que contábamos con dos posturas contrapuestas: Por un lado, había experimentos que sugerían que la luz era un fenómeno ondulatorio y, por otro lado, otros experimentos, sugerían que tenía una naturaleza corpuscular.

Hubo que esperar a que, en el siglo XX, Louis de Broglie, un aristócrata francés, unificara estos puntos de vista en 1924 con una audaz sugerencia de que toda la materia exhibe un comportamiento ondulatorio. Es decir, la luz, como parte de ella, se comporta tanto como una onda como una partícula. Esta proposición, conocida como dualidad onda-partícula, abrió una caja de Pandora que desafiaba la naturaleza de la realidad, incluso su misma existencia.

Según la Física Clásica, las partículas microscópicas como los electrones son bolas esféricas sólidas de materia que ocupan un lugar concreto en el espacio, definido por sus coordenadas. La Física Cuántica, en cambio, reemplaza esta imagen con algo ajeno a nuestra sensibilidad. Dice que, en lugar de ser una bola bien definida y ocupar un sitio preciso en el espacio, un electrón es algo como una nube difusa. Esta nube tiene zonas más densas y otras menos densas, en las primeras es más factible encontrar el electrón que en las menos densas. Pero, concretamente, ya no es una bola bien definida ni ocupa un lugar preciso en el espacio. Se dice que la densidad de la nube representa la probabilidad de encontrar allí el electrón; a más densa, más probabilidad y viceversa.

Esta nube está representada matemáticamente por una ecuación llamada función de onda. El físico austriaco-irlandés Erwin Schrödinger llegó a ella en 1926, por lo que se llama la ecuación de Schrödinger.

Los escritores científicos se solazan retratando la tensión entre la realidad descrita por la Física Cuántica y la realidad que percibimos a través de nuestros sentidos. Dado que los objetos macroscópicos como árboles y automóviles están compuestos de partículas microscópicas como átomos y moléculas, que a su vez también se comportan como ondas, los objetos macroscópicos también deberían comportarse como ondas. Pero esto no es lo que experimentamos. ¡La computadora en la que se escribió este artículo y el dispositivo en el que se lo lee, seguramente no se sienten como ondas!

Entonces, ¿Cuándo algo deja de comportarse como una onda y comienza a comportarse como un trozo de materia, un objeto compuesto estrictamente por partículas? Sorprendentemente, esto sucede cuando lo observamos.

Según la Interpretación de Copenhague de la Mecánica Cuántica, la observación de un objeto hace que pierda su naturaleza cuántica y se colapsa en la forma clásica a la que estamos acostumbrados. Este colapso de la función de onda implica que la realidad que vemos existe solo cuando estamos allí para observarla. De modo que, un observador no se limita a observar la realidad; la crea.

Si se dejaran a sí mismas, las cosas permanecerían como ondas hasta que alguien las observara. Einstein, que no pudo reconciliarse con esto, resumió la extrañeza de la Física cuántica cuando le preguntó a un amigo: "¿Crees que la Luna existe solo cuando la miro?"

Realidad subjetiva de los Upanishads

Los Upanishads son una colección de textos sánscritos transmitidos oralmente de maestro a alumno durante miles de años. Mientras que los Vedas prescriben rituales para apaciguar a las deidades, los Upanishads se preocupan por la naturaleza de la realidad, la mente y el yo.

Schrödinger fue expuesto por primera vez a la filosofía india alrededor de 1918, a través de los escritos del filósofo alemán Arthur Schopenhauer. Scho-penhauer, un ardiente estudioso de los Upanishads, había declarado: “En todo el mundo no hay estudio tan beneficioso y tan elevado como el de los Upanishads. Ha sido el consuelo de mi vida. Será el consuelo de mi muerte ".

Los Upanishads describen la relación entre el Brahman y el Atman. Brahman es el yo universal o la realidad singular definitiva. El Atman es el yo interior del individuo, el alma. Un principio central de los Upanishads es tat tvam asi, que significa que el Brahman y el Atman son idénticos. Solo hay un yo universal y todos somos uno con él.

El Isha Upanishad establece que, "el Brahman forma todo lo que es vivo o no vivo ... el hombre sabio sabe que todos los seres son idénticos a su yo y que su yo es el yo de todos los seres".

Schrödinger estaba fascinado con este pensamiento. Según el libro de Subhash Kak, The Wishing Tree (2008), Schrödinger llamó a su perro Atman, y sus charlas en la conferencia, según una versión, a menudo terminaban con la declaración 'Atman = Brahman', que él llamaría, de manera algo autoengrandecedora, el segunda ecuación de Schrödinger. Cuando su romance con la artista irlandesa Sheila May terminó, ella le escribió una carta en la que aludía a esta fascinación: “Te miré a los ojos y encontré toda la vida allí, ese espíritu que dijiste no era más tú ni yo, sino nosotros, una mente, un ser ... puedes amarme toda tu vida, pero ahora somos dos, no uno".

La Física cuántica elimina la brecha entre el observador y lo observado. Los Upanishads dicen que el observador y lo observado son la misma cosa. En su libro de 1944 ¿Qué es la vida?, Schrödinger adoptó una línea de pensamiento peculiar. Si el mundo es realmente creado por nuestro acto de observación, debería haber miles de millones de esos mundos, uno para cada uno de nosotros. ¿Cómo es que tu mundo y el mío son iguales? Si algo sucede en mi mundo, ¿Sucede también en el tuyo? ¿Qué causa que todos estos mundos se sincronicen entre sí?

Encontró su respuesta, nuevamente, en los Upanishads. “Obviamente, solo hay una alternativa”, escribió, “a saber, la unificación de mentes o conciencias. Su multiplicidad es solo aparente, en verdad solo hay una mente. Esta es la doctrina de los Upanishads”.

Según los Upanishads, solo existe el Brahman. Todo lo que vemos a nuestro alrededor es Maya, una distorsión del Brahman causada por nuestra ignorancia y sentidos imperfectos. El Chandogya Upanishad dice: “Todo esto es Brahman. Todo viene de Brahman, todo vuelve a Brahman y todo es sostenido por Brahman”.

Sobre esto, Schrödinger escribió, “… hay una sola cosa y lo que parece ser una pluralidad es simplemente una serie de diferentes aspectos de esta única cosa, producida por un engaño (la Maya india); la misma ilusión se produce en una galería de espejos y de la misma manera Gaurisankar y el Monte Everest resultaron ser el mismo pico visto desde diferentes valles”.

Es fácil ver por qué tal concepto habría atraído a Schrödinger. La Física cuántica insiste en que la realidad existe como ondas, y la dualidad onda-partícula surge debido a nuestra observación. Debido a que no podemos percibir la verdadera naturaleza ondulatoria de la realidad, nuestra observación la reduce a la realidad incompleta que vemos. Esta reducción es lo que conocemos como colapso de la función de onda. El surgimiento de Maya se relaciona así claramente con el colapso.

Schrödinger no estaba haciendo referencias pasajeras a los Upanishads; en cambio, había internalizado por completo su mensaje central. "Miríadas de soles, rodeados de planetas posiblemente habitados, multiplicidad de galaxias, cada una con sus miríadas de soles ... Según yo, todas estas cosas son mayas".

Los Upanishads describen cómo la realidad surge de la conciencia. Pero la conciencia no se puede encontrar dentro de nuestro cuerpo como una sustancia u órgano. En ese caso, ¿Cómo puede una conciencia no material interactuar y controlar nuestros cuerpos materiales? ¿Exactamente dónde interactúa la mente con la materia? Esta pregunta se conoce como el problema de la mente y el cuerpo y ha molestado a los filósofos durante mucho tiempo.

El no haber sido capaces de localizar o explicar esta interacción, nos deja con una elección engañosamente simple: O no existe la conciencia o no existe la realidad.

La mayoría de los exponentes de la ciencia moderna se inclinan hoy hacia la visión materialista: Que la conciencia es un subproducto de los procesos neuroquímicos que ocurren en nuestro cerebro. Depende de estos procesos y no puede existir sin ellos.

Por otro lado, los Upanishads defienden una visión idealista: Que la conciencia existe por sí misma y que el mundo físico depende de ella. No existe una realidad objetiva que exista independientemente del observador. Schrödinger apoyó este punto de vista y lamentó la aversión por él: “hay que decir que para el pensamiento occidental esta doctrina tiene poco atractivo, es desagradable, se la tilda de fantástica, acientífica. Bueno, es así porque nuestra ciencia, la ciencia griega, se basa en la objetivación, por lo que se ha separado de una comprensión adecuada del sujeto del conocimiento, de la mente ".

Así que el problema mente-cuerpo, escribió, “es nuestra búsqueda infructuosa del lugar donde la mente actúa sobre la materia o viceversa ... El mundo material solo se ha construido al precio de sacar el yo, es decir, la mente, de él, eliminándolo; la mente no es parte de dicho mundo; obviamente, por lo tanto, no puede actuar sobre él ni ser actuado por ninguna de sus partes”.

Físicos y Upanishads


Schrödinger fue conmovido por los Upanishads. Lo discutió con todos los que conoció y se esforzó decididamente por incorporarlo a su vida. El epitafio de su lápida dice: “… Entonces todo Ser es un único Ser. Y eso sigue siendo cuando alguien muere; [esto] les dice, que no dejó de ser ".

Y no estaba solo. Otro gran físico del siglo XX, Niels Bohr dijo: "Voy al Upanishad para hacer preguntas". En The Tao of Physics (1975), Fritjof Capra escribió sobre la época en que el físico Werner Heisenberg conoció a Rabindranath Tagore, y que la "introducción al pensamiento indio le dio a Heisenberg un gran consuelo".

J. Robert Oppenheimer, quien dirigió el Proyecto Manhattan para desarrollar las primeras armas nucleares del mundo, aprendió sánscrito para poder leer el Bhagavad Gita en su forma original. Cuando presenció la explosión de la primera bomba atómica, recordó un versículo del Gita, donde Krishna le muestra a Arjuna su verdadera forma. Tradujo el versículo al inglés de esta manera: "Ahora me he convertido en muerte, destructor de mundos".

Los Upanishads proporcionaron consuelo: Una concepción de la realidad y el universo basada en la observación y el razonamiento. En los preceptos de estos textos, los físicos encontraron consuelo moral, coraje intelectual y guía espiritual.

Nada atestigua la importancia de estos edificios filosóficos menos que las afirmaciones absurdas de que Schrödinger y otros científicos simplemente plasmaron las lecciones de los Upanishads en la teoría cuántica. Tales declaraciones son completamente engañosas. Schrödinger fue, ante todo, un físico profundamente arraigado en los métodos de la ciencia. La filosofía india le tranquilizó el alma, pero es poco probable que le ayudara a formular ecuaciones matemáticas.

De hecho, Schrödinger a menudo criticaba muchas ideas indias y señalaba que eran propensas a la superstición. La ciencia moderna, según él, representaba el cenit del pensamiento humano. Buscó la filosofía india no para reemplazar los métodos de la ciencia, sino para inspirarse. Sabía que mezclar dos sistemas de pensamiento separados por miles de años no era fácil. Creía que el pensamiento occidental necesitaba tomar prestadas ideas de la filosofía india, con mucho cuidado. Como escribió:

“Creo que este es precisamente el punto en el que nuestra forma de pensar actual necesita ser modificada, tal vez mediante un poco de transfusión de sangre del pensamiento oriental. Eso no será fácil, debemos tener cuidado con los errores: La transfusión de sangre siempre necesita una gran precaución para evitar la coagulación. No deseamos perder la precisión lógica que ha alcanzado nuestro pensamiento científico, y que no tiene parangón en ningún lugar y época”.

Además de la filosofía, los pensadores indios han hecho contribuciones científicas vitales a la astronomía, las matemáticas, la literatura, el derecho, la biología, la psicología y la mayoría de los otros ámbitos del quehacer humano, si no todos. A menudo no reciben el reconocimiento que les corresponde. Sin embargo, estos casos de desatención, no importa cuán severos sean, nunca pueden corregirse atribuyendo logros dudosos a estos u otros indios.

Los propios Upanishads predican un mensaje de unidad y se oponen a cualquier forma de discriminación. Para adaptar las palabras del Isha Upanishad, "Quien ve a todos los seres en su propio yo y a su propio yo en todos los seres, pierde todo odio y todo miedo".

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La dirección electrónica desde donde podrán bajar el nuevo número del Boletín de Novedades en la Ciencia y en la Tecnología, el 159.

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El número 159 del Boletín trae artículos muy interesantes, como:

ARQUITECTURA - Impresionante pabellón en espiral para exhibir la experiencia checa en vidrio

BEBIDAS - Monjes alemanes crean la primera cerveza en polvo del mundo

BIOLOGÍA - Células madre humanas utilizadas para crear un nuevo tipo de implante neural biohíbrido

BIOLOGÍA - La técnica del bebé con tres padres podría crear bebés con riesgo de enfermedad grave

BIOLOGÍA - Predicen que los humanos conseguirán la inmortalidad en 8 años

INTELIGENCIA ARTIFICIAL - GPT-5 asusta: La IA podría superar este mismo año a los humanos

...y muchos más. ¡Disfrútenlo y hasta la próxima!



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