Bien, queridos amigos,
tal como dejamos dicho la nota anterior, discutiremos en esta las diferencias
de la democracia griega con la moderna democracia. Como nos dice Sabine, si
bien los problemas de aquella no dejaban de tener analogías en el presente, no fueron
nunca idénticos a los problemas modernos, y el aparato ético que se valoraba y
criticaba la vida política difería mucho del que hoy prevalece.
Existe la obvia diferencia entre la democracia
directa de la ciudad-estado y la democracia representativa actual. Hay que
reconocer, sin embargo, que la democracia directa en países con enormes
extensiones y millones de habitantes, no es una opción sencilla ni fácil de
implementar. En cambio, en la ciudad-estado, con poca extensión y escasa
cantidad de habitantes, si lo era.
Pero, lo que más impacta, a mi modo de ver, es el
grado de participación que tenía el ciudadano de la ciudad-estado en el manejo
de la cosa pública. Desde los demos, el Consejo y los tribunales, el
ciudadano podía ser elegido miembro activo de la conducción de su
ciudad-estado.
Esto contrasta, tremendamente con la indiferencia
indolente del ciudadano de nuestra democracia que cree que su participación en
el manejo de la cosa pública consiste en votar cada cuatro años… ¡Y ya!
Y aquí está el quid de la cuestión, la
democracia pretende ser el gobierno del pueblo y esto, difícilmente, se logrará
con una participación esporádica, cada cuatro años.
Por supuesto que, habrá muchos que me dirán:
“Martín, a mi no me gusta involucrarme en política”. El punto está en que verlo
así es encarar mal el tema: ¡No se trata de un gusto, se trata de una
obligación!
Vivir en una sociedad implica tener que atender
los problemas comunes, es decir, los que afectan a todos. No hacerlo sería
similar a casarse y no preocuparse por el sostén y el buen funcionamiento de la
familia.
Es más, esta desidia lleva a que aparezca una muy
peligrosa grieta entre los que participan y los que no. Los primeros,
sintiéndose los únicos responsables de la cosa pública, terminan por considerarla
como propia. De allí vienen los conocidos problemas de corrupción. En cuanto a
los segundos, a los que no se preocupan, terminan por desentenderse del tema y
dejan las manos libres a los primeros para que hagan lo que deseen con lo que
es de todos.
¡Participación, queridos amigos!
Participación es la clave para que un sistema
democrático funcione. No es la única, pero es la clave.
¿Y cómo puede lograrse el tal objetivo?
Con todos los defectos que pueda tener, creo que
la educación es fundamental para ello. La Educación Democrática, me refiero.
¿Y por qué?
Porque, en la compleja sociedad moderna es difícil
estar al tanto de los derechos y las obligaciones de un ciudadano que
contribuyan a que el sistema funcione. Se necesita una preparación, una educación
en la vida de una sociedad democrática.
Así las cosas, voy a recordar lo que ya escribí en
la nota De conductores y conducidos, del 31 de enero de 2022.
Mi propuesta, se basa,
¡Dónde sí no!, en la antigüedad clásica. Platón dedicó atención a escribir
sobre los juegos infantiles, ya que pensaba que tenían una gran
importancia para moldear la personalidad y el desarrollo del talento individual.
Recomendó, por ejemplo, que un niño que en el futuro tuviese que ser campesino
o albañil practicase con juguetes relacionados con su actividad como adulto.
Por su parte, Aristóteles recomendaba que los niños, en sus juegos, "imitasen
las actividades serias de la vida futura".
Con esto en
mente, propongo que, tanto en la escuela primaria como en la secundaria, se
haga vivir al formando en un ambiente que emule la realidad que vivirá como
adulto en la sociedad.
Yendo a lo concreto, al
ingresar a la escuela primaria, el formando ingresa a una comunidad que, en
todo, se parece a la sociedad en la que se desenvolverá de adulto. Por ejemplo,
hay asuntos de justicia que tratar: Un niño golpeó a otro, le respondió mal a
una maestra, se comportó mal en clase, etc. Todo esto podría pasar por
tribunales “internos”, compuestos por los alumnos más “veteranos” de la escuela
secundaria, donde algunos ejercerían de jueces, otros de fiscales y otros de
defensores. Para lo cual es necesario estudiar el reglamento de conducta del
establecimiento que se usará en la toma de decisiones. En el caso de los
“abogados” litigantes, deberán conocer de Oratoria, Reglamentos,
Jurisprudencia, etc. Es decir, no se trata de dar opiniones personales, sino
argumentos fundamentados. Obviamente, algunos formandos se sentirán más
atraídos que otros por el área Judicial y de ellos se nutrirá el sistema.
Serán, probablemente, los que el día de mañana estudiarán Abogacía. El Rector
del establecimiento podría representar la figura de Suprema Corte de Justicia,
encargado de fallar en última instancia sobre los temas en litigio.
Desde luego que no se
llega a ser juez apenas entrando al primer año de la primaria. Se debe recorrer
un camino de perfeccionamiento y formación para ello. Una buena forma es que
los menores trabajen, por ejemplo, en los “bufetes” de los mayores, ordenando,
preparando información y todo tipo de tarea interna que favorezca el desempeño
de los “abogados” mayores, familiarizándose así de las tareas que cumplirán más
adelante.
Habrá, seguramente,
otros, que quizás más adelante serán ingenieros, que dispondrán de un predio de
la escuela donde poder aprender las tareas del oficio: Preparar adobe,
hormigón, instalaciones eléctricas, etc. Siguiendo desde luego el mismo esquema
de ascenso escalonado: Serán “obreros” primero, luego “capataces”, luego
“maestro mayor de obra”, etc., a medida que van creciendo en edad y
conocimientos. Es de hacer notar que un formando con inclinación hacia la
ingeniería formará parte de un jurado alguna vez (menos que quien sienta
inclinación por ello), como forma de cumplir con su obligación de hacerse cargo
de la “cosa pública”. Así también, un formando con inclinaciones jurídicas,
alguna vez trabajará con madera o construirá un gallinero, por ejemplo.
Es de resaltar,
también, que los adultos cumplen en este esquema una función de disparadores
del aprendizaje y de supervisión, pero el contacto directo con los formandos lo
tienen los alumnos que, por edad y conocimientos están en condiciones de
guiarlos. Esto estimula, sin duda, la responsabilidad, dado que se tiene
“personas a cargo”.
Habrá quienes se
interesen por el porqué y el cómo de las cosas y ellos serán llevados desde
temprano a los laboratorios de Física y Química donde se les mostrarán
experiencias que les hagan alcanzar en ese objetivo. Son los que aportarán, en
un juicio, por ejemplo, las razones, los por qué, las causas.
Y así, por supuesto,
con todas las asignaturas que el formando necesita recorrer en su formación.
Sin embargo, es interesante detenerse en algunos aspectos que hacen a la
gestión de la comunidad escolar del establecimiento. ¿Qué Organismo tomará las
decisiones que hacen al alumnado? Por ejemplo, si se va a organizar una salida
de verano, un baile para recaudar fondos, si se le va a pedir a algún
conferencista que diserte sobre algún tema particular, si se va a legislar
sobre los modos y conductas dentro del establecimiento permitiendo algunos y
censurando otros, etc.
Tomando el modelo de
los atenienses, que contaban con el Consejo de los 500, encargado
de marcar el rumbo de Atenas y que se componía de 500 atenienses adultos y libres,
elegidos por sorteo, se podría replicar en la escuela dicho sistema y elegir
el Consejo de los 30, por ejemplo, entre los alumnos de tercero a
quinto año, con una duración de un semestre en el cargo y reemplazo de un
tercio de los miembros al cabo de dicho plazo.
En otras palabras, se
trata de cambiar el paradigma de una escuela empacadora de
conocimientos por otra donde estos son adquiridos por el formando
viviendo las situaciones de donde se desprenden. Se pretende, no solo mejorar
la enseñanza de todas las materias, pero también (y especialmente) la de la
Instrucción Cívica o, mejor aún, Instrucción Republicana. Se pretende que el
formando crezca haciéndose cargo de los problemas de la comunidad en que vive
(la escuela, inicialmente), para que luego no encuentre ajeno el manejo de
la Rēs pūblica. El ejercicio de la vida republicana en
la escuela, dará al formando una familiaridad y un conocimiento de sus derechos
y obligaciones que le permitirá, de adulto, moverse como pez en el agua en el
manejo de la Rēs pūblica.
Esto, desde luego, es
un cambio profundo que debe comenzar, seguramente por preparar a directivos,
docentes y padres para impulsarlo y llevarlo a cabo. Sin embargo, lo importante
no es si es profundo o no, sino si es útil o no.
Ahora bien, en alguna
de las notas anteriores, de cuyo nombre no puedo acordarme, he planteado que,
cómo puede ser que para adquirir una licencia de conducir haya que hacer un
curso, rendir un examen de manejo y completar análisis clínicos y, en cambio,
para ser diputado o senador (o presidente, ministro, etc.) de la nación no haya
ningún tipo de requerimientos. Es más, para ser ciudadano solo hace falta
cumplir una cierta cantidad de años.
¡No, queridos amigos!
Eso no funciona.
¿Cómo? Que, ¿qué
propongo yo?
Pues, que para acceder
a la condición de ciudadano de un país se deba obtener una “licencia de
ciudadano” y, no solo eso, sino que con una periodicidad de, digamos, cinco
años. Y, para ello, habría que obtener análisis sicológicos y rendir un examen
en el que, el aspirante, es colocado en una situación real de una sociedad y
debe resolverla con el objetivo de obtener el mayor bien público. Desde luego
que, al igual que los cursos de manejo, deberán estar disponibles para el
aspirante cursos de ciudadanía para cursar antes de rendir el examen.
No me cabe duda,
estimados amigos, que se trata de un cambio profundo. Sin embargo, creo que sus
beneficios superan largamente las dificultades de su implementación.
La dirección electrónica desde donde podrán bajar el nuevo número del Boletín de Novedades en la Ciencia y en la Tecnología, el 158.
https://www.dropbox.com/scl/fi/q1e5pfsf4po57s5pm59e6/CyT-158.docx?dl=0&rlkey=njzuws7zu7eiwn7vul3bhxbqm
Recuerden que, la manera de operar es copiando el enlace y pegándolo en la ranura de direcciones, luego Enter.
El número 158 del Boletín trae artículos muy interesantes, como:
AGRICULTURA - Siempre nos quedarán las arañas
ASTRONOMÍA - Seis galaxias con una masa imposible para su época
BIOLOGÍA - Desvelando secretos del gusano al que le puede volver a crecer cualquier parte de su cuerpo
BIOLOGÍA - La técnica del bebé con tres padres podría crear bebés con riesgo de enfermedad grave
MEDICINA - Desarrollan un test de sangre que detecta el cáncer de próstata con una precisión del 94%
NEUROLOGÍA - Expertos de Harvard alertan sobre las devastadoras consecuencias de no dormir lo suficiente
...y muchos más. ¡Disfrútenlo y hasta la próxima!
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