Como ustedes saben, queridos amigos, mi mente gusta huronear por muchas y diferentes áreas del saber humano. Una de ellas es la Neurología y, en particular, el cerebro y su estructura. Habrán podido apreciar que, en notas anteriores he tocado temas como los robots conscientes, o los cyborgs, o 1984 de Orwell y más, todos ellos relacionados de algún modo con el cerebro humano.
Pues bien, hoy quiero
explorar con ustedes la posibilidad de que los patrones de cableado del cerebro
pueden arrojar luz sobre los rasgos positivos y negativos de una persona. Si,
tal cual, es decir, los rasgos de personalidad pueden estar determinados por
cómo está cableado el cerebro. El hallazgo, publicado el 28 de septiembre de
2015, en la revista Nature Neuroscience, fue el primero del Proyecto
Conectoma Humano (HCP en inglés), un esfuerzo internacional para mapear
las conexiones activas entre las neuronas en diferentes partes del cerebro.
El HCP, que se lanzó en 2010 a un costo de u$s 40 millones, tiene por objeto analizar las redes cerebrales, o conectomas, de 1.200 adultos. Entre sus objetivos se encuentra trazar las redes que están activas cuando el cerebro está en reposo; éstas están pensadas para mantener las diferentes partes del cerebro conectadas en caso de que necesiten realizar una tarea.
En abril de aquel año,
una rama del proyecto, liderado por uno de los copresidentes del HCP, ingeniero
biomédico, Stephen Smith, de la Universidad de Oxford, Reino Unido, lanzó una
base de datos de conectomas en estado de reposo de alrededor de 460 personas
entre 22 y 35 años de edad. Cada escáner cerebral se complementó con información
sobre aproximadamente 280 rasgos, como la edad de la persona, si tienen un
historial de consumo de drogas, sus rasgos de personalidad de status
socioeconómico y su desempeño en diversas pruebas de inteligencia.
Smith y sus colegas
realizaron un análisis informático masivo para ver cómo estos rasgos variaban
entre los voluntarios y cómo se correlacionaban los rasgos con diferentes
patrones de conectividad cerebral. El equipo se sorprendió al encontrar una
única y marcada diferencia en el modo en que se conectan los cerebros. Las
personas con más variables “positivas”, como más educación, mejor resistencia
física y rendimiento en pruebas de memoria por encima de la media, comparten
los mismos patrones. Sus cerebros parecían estar más fuertemente conectados que
los de las personas con rasgos “negativos” como el tabaquismo, el
comportamiento agresivo o una historia familiar de abuso de alcohol.
Marcus Raichle,
neurocientífico de la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri, impresionado
de que sólo la actividad y la anatomía de los cerebros fueran suficientes para
revelar este eje “positivo-negativo”, acotaba: Se puede distinguir a las personas con rasgos de éxito y una vida
exitosa frente a los que no tienen tanto éxito, dice.
Sin embargo, Raichle
dice que es imposible determinar a partir de este estudio cómo los diferentes
rasgos se relacionan entre sí y si las conexiones cerebrales debilitadas son la
causa o el efecto de los rasgos negativos. Y aunque los patrones son claros en
todo el gran grupo de voluntarios del HCP, podría tomar algún tiempo antes de
que estos patrones de conectividad puedan ser utilizados para predecir los
riesgos y los rasgos de un individuo dado. Deanna Barch, psicóloga de la
Universidad de Washington, coautora del estudio más reciente, dice que una vez
que se entiendan mejor estas relaciones causales, podría ser posible empujar
cerebros hacia el extremo “bueno” del eje.
Van Wedeen,
neurocientífico del Hospital General de Massachusetts en Boston, dice que los
hallazgos podrían ayudar a priorizar la investigación futura. Por ejemplo, uno
de los rasgos negativos que impulsa el cerebro hacia abajo del eje negativo fue
el consumo de marihuana en las últimas semanas. El hallazgo subraya la importancia
de proyectos como uno puesto en marcha por el Instituto Nacional de Abuso de
Drogas, que seguirá a 10.000 adolescentes durante 10 años para determinar cómo
la marihuana y otras drogas afectan el cerebro.
Es interesante que los
patrones de cableado asociados con puntuaciones de inteligencia generales de
las personas no fueran exactamente los mismos que los patrones de medidas
individuales de la cognición. Personas con una buena coordinación mano-ojo, por
ejemplo, cayeron más abajo en el eje negativo que aquellos con buena memoria
verbal. Esto sugiere que la biología subyacente a la cognición podría ser más
compleja que nuestra definición actual de la inteligencia general y que puede
estar influenciada por factores demográficos y de comportamiento. Tal vez nos llevará a reconsiderar lo que
[la prueba de inteligencia general] está midiendo, dice Wedeen. Tenemos un nuevo misterio ahora.
Muchos más datos del
conectoma deben emerger en los próximos años. El Estudio del
Envejecimiento Cerebral de Harvard, por ejemplo, es la medición de las
conexiones cerebrales activas en 284 personas con edades comprendidas entre 65
y 90 y ya dio a conocer sus primeros datos. Y se está ejecutando el proyecto Desarrollo
del Conectoma Humano en el Reino Unido, que es la imagen del cerebro de 1.200
bebés antes y después del nacimiento. Se espera lanzar sus primeros datos en
los próximos meses. Mientras tanto, el HCP está analizando los datos genéticos
de sus participantes, que incluyen un gran número de gemelos idénticos y
fraternos, para determinar cómo los factores genéticos y ambientales se
relacionan con los patrones de conectividad cerebral.
Ahora bien, si tomamos
en consideración a ese gran profeta del siglo XX que fue George Orwell,
podríamos pensar en que, una vez establecidas claramente las relaciones entre
cableado del cerebro y características de la personalidad, ¿No creen ustedes
que gobiernos totalitarios no pensarían en obtener humanos por diseño y a
medida de las necesidades que el Gran Hermano considere oportunas?
Se podría empezar por
algo aparentemente bueno, como modificar el cableado del cerebro de una persona
para alejarlo de la droga, por ejemplo. Pero, ¿Será bueno que se consigan
objetivos deseables sin esfuerzo, simplemente por una cirugía cosmética del
cerebro?
Por otra parte, el
estudio del conectoma humano tendrá, sin dudas, una profunda influencia sobre
el desarrollo y creación de redes neuronales artificiales, o sea, cerebros
electrónicos, ¿Conscientes?
Piénsese, por ejemplo, en un Leonardo da Vinci de la época, que se encuentre en su lecho de muerte. Podría tomársele una "instantánea" de su conectoma y hacer con ella una red neuronal que, a todo efecto, se comportaría como Leonardo.
Lo cierto, amigos, es
que el final del siglo XX y el comienzo de este siglo XXI nos enfrentan a
problemas muy serios y muy precipitadamente, además.
¿Estaremos a la altura
del desafío?
No podría responder esta
pregunta categóricamente, pero, me da la impresión de que el parto… ¡no será
indoloro!
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