domingo, 3 de abril de 2022

Acerca de la inmortalidad



Hace casi cinco mil años, un hombre gobernó Uruk. Pronto entró en la leyenda, convertido en protagonista de la primera epopeya de la historia, un dramático relato sobre la búsqueda de la inmortalidad. «Aquel que todo lo ha visto, que ha experimentado todas las emociones, del júbilo a la desesperación, ha recibido la merced de ver dentro del gran misterio, de los lugares secretos, de los días primeros antes del Diluvio. Ha viajado a los confines del mundo y ha regresado, exhausto pero entero. Ha grabado sus hazañas en estelas de piedra, ha vuelto a erigir el sagrado templo de Eanna y las gruesas murallas de Uruk, ciudad con la que ninguna otra puede compararse».

El escriba Sin-leqi-unnini («Dios Sin, acepta mi plegaria») acaba de trazar estas palabras en lengua acadia sobre una tablilla de barro fresco. Ahora cierra los ojos, como para ver mejor la espléndida Uruk y a ese poderoso héroe que ha viajado hasta los lugares más remotos y cuyas aventuras se dispone a narrar. Sin-leqi-unnini evoca las portentosas murallas de la ciudad y, dirigiéndose al lector, se aplica otra vez a escribir: «Mira cómo sus baluartes brillan como cobre al sol. Busca su piedra angular y, debajo de ella, el cofre de cobre que indica su nombre. Ábrelo. Levanta su tapa. Saca de él la tablilla de lapislázuli. Lee cómo Gilgamesh todo lo sufrió y todo lo superó».

Así es, queridos amigos, Sin-leqi-unnini se dispone a narrarnos la primera epopeya de la historia, la de Gilgamesh. Influidos como estamos por la tira de Robin Wood aparecida en la revista D’Artagnan: Gilgamesh, el inmortal, creemos que, efectivamente, había alcanzado tal condición. Sin embargo, la realidad es que Gilgamesh, más que conseguirla, persiguió la inmortalidad.

Y sucede que, a esta altura de la Historia, el hombre, cual moderno Gilgamesh, vuelve a plantearse la obtención de la inmortalidad. Veamos:


En la comunidad científica ha sido muy debatido el tema de vivir por más tiempo, e inclusive ha causado interés el hecho de investigar en animales sobre posibles condiciones en las que estos pueden conservarse o rejuvenecer para mantenerse jóvenes.

Los cambios que el envejecimiento produce en el cuerpo humano están estrechamente vinculados al desarrollo de las enfermedades responsables de las muertes en el mundo. A más envejecimiento, más enfermedades y más riesgo de muerte. Por eso, si envejecemos más lento, tendremos más años de vida. La perspectiva de terapias médicas que retrasen el proceso de envejecimiento se ha acercado un poco más a la realidad después de que investigadores del Instituto Salk, en San Diego, EEUU, trataran ratones de mediana edad, sanos, con una forma de terapia génica que refrescó las células más viejas, haciendo que los animales fueran más jóvenes de acuerdo con los marcadores biológicos que se utilizan para medir los efectos del envejecimiento. Los resultados se publicaron hace poco en la revista especializada Nature Aging.

Repetir el proceso en humanos está lejos por ahora y no es una tarea sencilla, pero los hallazgos impulsarán el interés en nuevas terapias que apuntan a retrasar o revertir el proceso de envejecimiento como un medio para abordar enfermedades relacionadas con la edad como el cáncer, los huesos quebradizos y el Alzheimer.

Los niños nacidos en 2070 podrían vivir hasta los 150 años gracias a los avances en la tecnología de envejecimiento, afirman los principales expertos. No está de más recordar, al respecto, que, en el 2010, las compañías aseguradoras de EE.UU. otorgaron a los nacidos ese año una expectativa de vida de 120 años. Esto no solo podría duplicar la esperanza de vida promedio mundial actual, sino que también podría reducir el tiempo que las personas viven con problemas de salud relacionados con la edad.

Lo que alguna vez se pensó como una fantasía distante ahora se está acercando a la realidad después de que un estudio científico logró revertir de manera segura el proceso de envejecimiento en ratones de edad avanzada. Los científicos ahora predicen que la tecnología podría estar lista para los humanos en unas décadas.

El doctor Andrew Steele, biólogo computacional y autor de Sin edad: La Nueva Ciencia de envejecer sin volverse viejo (Ageless: The New Science of Getting Older Without Getting Old), dijo que los ensayos en humanos pronto estarían en el horizonte. “Sería un tonto si apostara en contra de que funcione en los próximos 50 años”, dijo.

El profesor Jürg Bähler, genetista de la Universidad College de Londres (UCL) aseguró que esta tecnología podría ayudar a aumentar la esperanza de vida hasta en un siglo y medio como máximo. “Algunas personas, incluyéndome a mí, dirían que hay un techo natural para la vida humana, alrededor de 150 años, y no se puede ir más allá”, aseguró.

La esperanza de vida para hombres y mujeres a nivel mundial se ubica en 69,8 y 74,2 años respectivamente, según datos de la Organización Mundial de la Salud publicados en 2019. En los países desarrollados las estadísticas son más auspiciosas, como ejemplo, la expectativa de vida para los nacidos en el Reino Unido es de 79 años para los hombres y de 82,9 años para las mujeres.

Los comentarios de los expertos se producen pocas semanas después de que un equipo de científicos del Instituto Salk de San Diego, EEUU, revirtió el proceso de envejecimiento en ratones de mediana edad y ancianos utilizando una técnica de “rejuvenecimiento” celular.

Los científicos se basaron en trabajos previos del premio Nobel japonés, el profesor Shinya Yamanaka, quien demostró que una mezcla de cuatro moléculas, conocidas como factores de Yamanaka, puede “rebobinar” las células adultas en células madre jóvenes que son capaces de formar casi cualquier tejido del cuerpo.

Algunos experimentos previos de rejuvenecimiento celular dieron como resultado que los ratones desarrollaran cáncer o fallas en los órganos, pero esto no sucedió en el último experimento.

Los experimentos demostraron que el rejuvenecimiento fue más efectivo cuando la terapia se administró durante un período prolongado, de siete a 10 meses, a partir de los 12 a 15 meses de edad de los animales, equivalente a la edad de 35 a 50 años en humanos. Cuando los animales más viejos, equivalentes a 80 años en términos humanos, fueron tratados durante un mes, los científicos vieron poco impacto.

Los experimentos anteriores con los factores de Yamanaka habían contrarrestado los signos del envejecimiento y aumentado la esperanza de vida en ratones criados con una enfermedad de envejecimiento prematuro, sin embargo, el último estudio fue el primero en probarlo en ratones normales.

Los factores de Yamanaka esencialmente restablecen el reloj molecular dentro de las células animales, devolviéndolas a un estado más joven y adaptable. Después de inyectar estas moléculas en ratones de varias edades, los órganos y la piel de los animales mostraron signos de rejuvenecimiento.

Los investigadores son cautelosos sobre el uso de factores de Yamanaka en humanos porque trabajos anteriores han demostrado que las células completamente reprogramadas pueden convertirse en grupos de tejido canceroso llamados teratomas.

El doctor Steele dijo: “No creo que sea extraño ver reprogramación por rejuvenecimiento en humanos en los próximos 10, 15, 20 años”. Y explicó que esto podría adoptar una forma similar a la terapia génica, que consiste en alterar los genes de una persona infectándola con un virus inofensivo que ha sido diseñado genéticamente para reemplazar o desactivar un gen defectuoso. “Ya estamos usando la terapia génica en humanos”, señaló Steele.

Como vemos, esta moderna búsqueda de la inmortalidad se lleva adelante, hoy en día, por dos caminos:

1.- Estudios sobre antienvejecimiento, es decir, cómo detener el proceso de envejecimiento celular y,

2.- Estudios sobre rejuvenecimiento, es decir, cómo revertir el proceso de envejecimiento celular.

Ahora bien, establecido lo anterior, inmediatamente surgen una serie de preguntas, de ninguna manera baladíes. Por ejemplo:

Probablemente a lo largo de la vida uno se llega a cuestionar sobre la muerte frecuentemente, indagando en el que seguirá después, sin embargo ¿Qué pasaría si esta pudiera evitarse al prolongar la vida de alguna forma?

¿Qué pasaría, por ejemplo, con las religiones que basan su existencia en la vida después de la muerte, si no hay muerte?

¿Qué pasaría con las relaciones de pareja si la vida se extiende significativamente?

Algunos escépticos del aumento de la longevidad argumentan además que podría conducir a la sobrepoblación. Particularmente, no me preocupa este aspecto ya que el hombre contará con la posibilidad de colonizar otros planetas, con lo cual hacer lugar a una población siempre creciente.

¿El acceso se limitaría a la población de altos ingresos causando así una mayor división social? Si revisamos la Historia, debemos concluir que es muy probable que así sea, al menos inicialmente, y esto será causa de duros enfrentamientos sociales.

¿Cómo serán las relaciones entre un humano de 100 años y uno de 18, dada la enorme disparidad de experiencia y sabiduría, teniendo en cuenta que el aspecto será similar?


¿Seremos capaces, como Gilgamesh, de sufrirlo todo y superarlo todo?



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