domingo, 13 de marzo de 2022

Albert Einstein, ¿El más grande científico que ha existido?

Una noticia que poblaba el portal Infobae reclamó mi atención. Se trató de la que proclamaba, estruendosamente, la existencia de un argentino de 32 años que tiene el coeficiente intelectual de Einstein. Se trata de José Luis Martínez quien, según el portal de marras, tiene un CI de 161 cuando el común de la gente tiene 100.

Lo que acicateó mi curiosidad fue la frase: tiene el coeficiente intelectual de Einstein. Inmediatamente me pregunté, ¿Sabemos cuál era el coeficiente intelectual de Einstein? Bueno, investigué al respecto y nadie tiene una respuesta concreta a esta pregunta. Einstein nunca tomó una prueba de CI en su vida. O sea que el tejido de la noticia ya empieza a crujir por las costuras.

Sin embargo, a pesar de no contar con una respuesta definitiva, hay quienes creen que es posible estimar su probable puntaje de CI. Para ello, parten de la base de que Einstein era un genio, es más, era un genio sin lugar a dudas, dicen. Así que, ¿Dónde pone eso el CI de Einstein? Agregan también panegíricos como: Si un hombre de su calibre era capaz de descifrar los misterios del universo, entonces sólo imagínate qué tan alto debe ser su calificación de CI. Y, luego de haber bombardeado al oyente con esta lluvia de elogios, concluyen, pomposamente: La mayoría de los teóricos fijan el CI de Einstein entre 160-190. Nunca podremos saber la verdadera respuesta, pero basta con decir que era un hombre brillante con un cerebro increíble.

¿La mayoría de los teóricos? ¿Qué mayoría? ¿Qué teóricos? No importa, basta con decir que era un hombre brillante con un cerebro increíble. ¡Y ya!

¡Pues, para mí no basta!

Veamos, comencemos por el principio, ¿Cuáles son los atributos que deben estar presentes para que llamemos genio a una persona? Si bien hay cierta discusión en la respuesta a esta pregunta, creo que podemos estar de acuerdo en dos atributos fundamentales (y no excluyentes), la rapidez y la profundidad. Es decir, el genio "ve" las cosas con una rapidez muy superior a la del común de los mortales y con una profundidad ajena a estos. Se habla también de la gran creatividad, pero esta podría ser hija de la profundidad con que el genio comprende el tema de que se trate, ya que ello le permitiría concebir aplicaciones, soluciones, etc. Así, el gran Isaac Newton, comprendiendo en profundidad el problema de la dinámica de los cuerpos en movimiento concibió y elaboró toda una nueva rama de la Matemática para poder expresarlo en fórmulas: El Cálculo Diferencial e Integral. Interesante es notar que ya el griego Arquímedes había estado al borde del Cálculo Diferencial, ¡Pero 2000 años antes que Newton (como se puede ver en sus trabajos sobre áreas y volúmenes de cuerpos geométricos)! Tanto Newton como Arquímedes nos muestran un tercer atributo del genio: La vastedad de sus intereses, es decir, la polimatía. Arquímedes, por ejemplo, se destacó en Física, Matemática e Ingeniería y Newton en Física, Matemática, Teología. Además, ambos fueron escritores. Newton fue respetado durante toda su vida como ningún otro científico y prueba de ello fueron los diversos cargos con que se le honró: En 1689 fue elegido miembro del Parlamento, en 1696 se le encargó la custodia de la Casa de la Moneda, en 1703 se le nombró presidente de la Royal Society y finalmente en 1705 recibió el título de sir de manos de la reina Ana.

No resisto la tentación de mencionar aquí otro reconocido polímata: Leonardo da Vinci. Leonardo fue un polímata a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, ​artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista.

Detectamos entonces tres atributos del genio:

1.- Rapidez para captar la solución a un problema.

2.- Profundidad en la comprensión de los entresijos del mismo. Todo esto permite una gran creatividad.

3.- Vastedad de intereses.

Veamos entonces cómo encaja Einstein en esta definición.

1.- Rapidez. Einstein no era particularmente rápido para captar un problema. De niño manifestó una naturaleza apocada e, inclusive, solía ser más lerdo que sus compañeros de escuela. Y, si bien la genialidad puede "despertarse" en la vida adulta, es normal que la mente del genio se manifieste ya desde la temprana niñez. Podemos aquí traer a colación el hecho de que Einstein tardó diez largos años, desde 1905 en que publica su primera versión de la Teoría de la Relatividad, hasta 1915 en que la completa publicando la Relatividad General que incluye la gravedad.

2.- Profundidad. Más que profundidad, Einstein era muy perseverante. Producto de una gran capacidad de trabajo "pulía" los temas en profundidad. Sin embargo, muchos temas se resistieron a sus esfuerzos y lo vencieron, por ejemplo, la Mecánica Cuántica, hoy demostrada hasta el hartazgo, que siempre se negó a aceptar.

3.- Vastedad de intereses. El único interés de Einstein fue la Física. Incluso en Matemática no se destacó y tuvo que apelar a la ayuda de su amigo y profesor, el matemático Herman Minkowsky, para la revisión de sus trabajos.

Se me dirá que Einstein, sin embargo, mostró una gran creatividad con la Teoría de la Relatividad. La respuesta a esta aparente paradoja es que la Teoría de la Relatividad no fue concebida solo por Einstein, sino completada por él, basándose en los trabajos de Lorentz y Poincaré. Es más, fue el propio Minkowsky quien, en 1907, se percató de que la teoría especial de la relatividad, presentada por Einstein en 1905 y basada en trabajos anteriores de Lorentz y Poincaré, podía entenderse mejor en una geometría no euclideana sobre un espacio cuatridimensional, desde entonces conocido como espacio de Minkowski, en el que el tiempo y el espacio no son entidades separadas sino variables íntimamente ligadas en el continuo de cuatro dimensiones del espacio-tiempo. Esta representación sin duda ayudó a Einstein en sus trabajos posteriores que culminaron con el desarrollo de la Relatividad General.

Como vemos, los trabajos de Einstein no fueron idea de él sino de varios físicos y matemáticos (cosa que Einstein nunca reconoció).

Por último, digamos respecto de la creatividad, que los últimos veintitantos años de su vida, que Einstein pasó en el Instituto de Estudios Especiales de Princeton, donde le pagaban solo para pensar, no produjo absolutamente nada, mostrando tanta creatividad como una mujer estéril.

De modo que, finalmente, del artículo que mencioné al comienzo de este mail solo queda que: José Luis Martínez tiene un CI de 161 cuando el común de la gente tiene 100. Y esto, también habría que verificarlo.


Pero, podemos arrimar otra opinión. En este caso, la de Marvin Lee Minsky, quien fuera uno de los padres de la Inteligencia Artificial y cofundador del laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto de Tecnología de Massachusetts. Dentro de los libros escritos por Minsky, se destaca La sociedad de la mente, en el que pretende demostrar cómo surge la consciencia a partir del conglomerado de neuronas del cerebro humano. Si tuviera que elegir una frase que pinte el pensamiento de Minsky, elegiría: "Las máquinas podrán hacer todo lo que hagan las personas, porque las personas sólo son máquinas"
Bien, Marvin Minsky, hablando acerca de lo que caracteriza a un genio, dijo que, las características de un genio son una gran capacidad de aprendizaje en múltiples áreas, almacenar mucho conocimiento y una desmesurada facilidad para combinar esa información en distintas formas. Yo le agregaría una capacidad de concentración o abstracción en el enfoque elegido.

Como vemos, Minsky está de acuerdo con que el genio es polímata, es decir, posee una vasta colección de intereses y, en la desmesurada facilidad para combinar esa información en distintas formas, Minsky encierra lo que aquí he llamado velocidad de comprensión y profundidad de la misma. Y, por último, esta desmesurada facilidad para combinar la información en distintas formas es, como ya hemos dicho, lo que explica la creatividad del genio.



He mencionado que Einstein nunca reconoció el aporte de otros científicos a la Relatividad, de modo que aportaré datos al respecto.

Entre 1902 y 1905 Henri Poincaré publicó dos trabajos que se anticiparon al primer artículo de Einstein sobre la Relatividad Especial, así como el resumen de un tercero. En esos tres documentos ya estaban expuestas las principales ideas de la Relatividad Especial.
Henri Poincaré
Poincaré retomó el principio del movimiento relativo (de Galileo), que él mismo (Poincaré) denominó Principio de Relatividad, renunciando así a la idea del éter como marco universal de referencia, como era aceptado en esa época. El francés también defendió en sus artículos que el tiempo y el espacio no eran absolutos y que la velocidad de la luz era un límite insuperable, todas ideas que aparecen también en la Teoría de la Relatividad. Además, conectó el principio de relatividad con las fórmulas de transformación de Lorentz en su tercer artículo, cuyo resumen publicó el 9 de junio de 1905.

La prioridad de Poincaré sobre Einstein fue reconocida por el también físico Max Born, amigo personal de Einstein desde 1916, en su libro Einstein´s theory of relativity de 1962. Dice Born: Poincaré fue un paso más allá. Para él estaba bastante claro que el punto de vista de Lorentz era insostenible y que la equivalencia matemática de sistemas de referencia implicaba la validez del principio de relatividad. También era bastante consciente de las consecuencias de esta teoría.

Einstein nunca citó a Poincaré lo que permitiría pensar que desconocía su trabajo, pero, la correspondencia que mantuvo con su amigo Maurice Solovine revela que, antes de publicar su trabajo en 1905, había estudiado el del francés junto con el grupo de amigos que constituían la llamada Academia Olimpia, entre los cuales se encontraba Solovine (Albert Einstein - Lettres à Maurice Solovine, 1956).

En cuanto al uso de las ideas de Plank, basta recordar que el efecto fotoeléctrico lo explicó Einstein usando el concepto de cuanto de energía debido a su famoso compatriota.



Albert Einstein fue un científico perspicaz e inteligente; eso sí, mucho menos de lo que el folklore popular dice que fue. Fue un individuo muy trabajador, sobre todo sobre las ideas ajenas. Ya les he contado que "su" Teoría de la Relatividad la enriqueció con los trabajos de Henri Poincaré, el polímata francés. Y su premio Nobel, que ganó por su explicación del efecto fotoeléctrico, es una continuación de los trabajos de Max Plank. No le quito mérito, desde luego que hay que basarse en lo que otros ya han hecho so pena de tener que reinventar la rueda. Lo malo es no reconocerlo (como lo reconoció Isaac Newton cuando humildemente dijo: Si he podido ver más lejos que otros en mi generación, es porque estoy encaramado sobre los hombros de gigantes) y atribuirse la gloria. Además, ya hemos visto en la nota anterior, titulada Mileva Maric, que su esposa fue otra de las damnificadas por la ingratitud de Einstein. ¿Cuánto de la obra atribuida a Einstein se debe a ella?

Pero, la fama es adictiva y el populacho y los medios (siempre necesitados de un macho alfa), elevaron a Einstein a un lugar que no le correspondía. Einstein murió siendo equiparado a Newton, por ejemplo, cuando estaba a años luz de él. De hecho, una vez que se hizo famoso, huyendo del régimen nazi, fue a dar al Instituto de Estudios Especiales de Princeton. El científico que llega allí es remunerado sólo para pensar, para desarrollar nuevas ideas y ni siquiera tiene que presentar una memoria anual de lo que hizo. Para esa época, la nueva idea en Física era la Mecánica Cuántica y todo el mundo trabajaba en ella. Einstein no estuvo de acuerdo con ella desde un principio y se opuso terminantemente a aceptarla. Quedó entonces orientado a encontrar una alternativa a la Mecánica Cuántica, pero... ¡esta vez estaba solo! Y se pasó los últimos 22 años de su vida sin aportar nada nuevo. Flaco servicio para el Instituto de Estudios Especiales de Princeton aunque, claro, los Einstein deben estar previstos por una institución como esa. Tras su muerte se convirtió en "el más grande científico que ha existido".


La natural disposición del humano a seguir los pasos marcados por un líder, un macho alfa, un mesías, ha construido, en el caso de Albert Einstein, la imagen de un gran científico que, en solitario, construyó el extraordinario edificio de la Teoría de la Relatividad. Este logro excepcional lo ha catapultado al Salón de la Fama de la Física donde recibe la veneración y las loas de su fanaticada.

Puedo estar de acuerdo en que Einstein fue un buen científico; como lo fue la pléyade de científicos alemanes que adornó la Física de fin del siglo XIX y comienzos del siglo XX como fruto de una sociedad extremadamente culta y preparada, de la que ya hemos hablado en otras notas.

Para finalizar, digamos que la Teoría General de la Relatividad de 1915, presentó las mismas características en cuanto a su autoría. Resultó que, tanto el famoso matemático alemán, David Hilbert, como Einsten llegaron a formular ecuaciones del campo gravitatorio que satisfacían el requerimiento de covariancia general, esenciales para dicha teoría, y esto dio lugar a la inevitable pregunta de la prioridad en el descubrimiento. Hilbert mismo, debemos decir de antemano, nunca puso en duda la prioridad de Einstein y, de hecho, al hablar de la teoría general de la relatividad en los años siguientes, siempre atribuyó a Einstein “uno de los mayores logros jamás conseguido por el espíritu humano”. Pero, por otro lado, varios de los contemporáneos de Hilbert, tales como Klein, Wolfgang Pauli (1900-1958) y Hermann Weyl (1885-1955), acreditaron a Hilbert la prioridad en la derivación de las ecuaciones de campo. Más aún, las reacciones inmediatas de Einstein durante el mes de diciembre de 1915 sólo corroboran este punto de vista. Así, se conoce una carta de Einstein a uno de sus amigos en Zürich, en la cual le comentaba su indecible alegría al haber logrado finalmente coronar su teoría, pero junto con ello le descubría (refiriéndose claramente a Hilbert aunque sin mencionar su nombre) que “tan sólo un colega ha entendido la teoría perfectamente, y este colega ha tratado de manera muy astuta de ‘nostrificarla’”. 
Y, así pues, historiadores de la ciencia han elaborado repetidamente la versión, según la cual Hilbert y Einstein llegaron casi simultáneamente a las ecuaciones de campo correctas, y además han atribuido claramente la prioridad a Hilbert en lo concerniente a su correcta formulación. Se ha sugerido inclusive, que fue Einstein mismo quien “nostrifica” los resultados de Hilbert.
David Hilbert
Como vemos, la imagen del “más grande científico que ha existido”, se descascara cuando se la analiza en detalle.

 

 

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