En la antigüedad
clásica, el filósofo era, a la vez, científico. Sin embargo, en llegando la
Edad Media, se diferenció la Filosofía de la Filosofía Natural, como se llamaba
a la Física por aquel entonces. Así pues, la Filosofía Natural quedaba como una
parte de la Filosofía, quizás un capítulo de la misma.
Ahora bien, llegados al
siglo XVII, la Física (en general la Ciencia) comienza a desarrollarse a un
gran ritmo, mientras que la Filosofía parece estancarse. Se acentúa, entonces, una
disputa histórica de larga data, una discusión entre los físicos y filósofos
acerca de la naturaleza de sus disciplinas y los límites de la ciencia. ¿Pueden
los instrumentos y experimentos (o la razón pura y modelos teóricos) revelar alguna
vez la naturaleza última de la realidad? ¿El triunfo de la física moderna convierte
la filosofía en obsoleta? ¿Qué filosofía, si tienen alguna, podría decirse que
poseen los físicos teóricos modernos? Diversos pensadores abordan todas estas
cuestiones y tratan de reparar el creciente cisma entre estas dos grandes
escuelas de pensamiento. Cuando los físicos hacen afirmaciones sobre el
universo también están participando en una gran tradición filosófica que se
remonta a miles de años. Inevitablemente, los físicos son filósofos, también.
Pero, no nos
adelantemos. Comencemos por el principio: ¿Qué es la Filosofía? Y ¿Qué es la
Ciencia y, en particular, la Física?
Desde que las condiciones
socio-económicas permitieron que el hombre se sentara a pensar sobre las
cuestiones que despertaban su curiosidad como, por ejemplo, qué es el hombre,
cuál es el significado de su existencia sobre el planeta, hay vida después de
la muerte, existe Dios, etc., comienza a acumularse un conjunto de reflexiones
sobre la esencia, las propiedades, las causas y los efectos de las cosas
naturales, especialmente sobre el hombre y el universo. Es a este conjunto de
reflexiones a lo que llamamos Filosofía.
En su acepción literal, la filosofía es,
según su etimología, el amor a la sabiduría (viene del griego filos:
amor y sophia: sabiduría). Es el estudio de problemáticas diversas como
son el conocimiento, la mente, la consciencia, la ética, el lenguaje, la
belleza, la moral.
Pues bien, ¿Y qué es la
Ciencia?
Podemos decir que: Ciencia
es la rama del saber humano constituida por el conjunto de conocimientos
objetivos y verificables sobre una materia determinada que son obtenidos
mediante la observación y la experimentación, la explicación de sus principios y
causas y la formulación y verificación de hipótesis y se caracteriza, además,
por la utilización de una metodología adecuada para el objeto de estudio y la
sistematización de los conocimientos.
Como vemos, las
definiciones coinciden grandemente y solo difieren en la parte instrumental, es
decir, en el cómo se obtiene el conocimiento, pero, por lo demás, son
similares.
Ahora bien, ¿Por qué se
las compara con el objeto de preferir una y denostar la otra? Veamos algunas
posturas en uno y en otro sentido:
En
abril de 2012 el físico teórico, cosmólogo y autor de best sellers
Lawrence Krauss se vio en apuros en una entrevista con Ross Andersen para The
Atlantic titulada “¿Ha transformado la Física en obsoletas la Filosofía
y la Religión?” La respuesta de Krauss a esta pregunta consternó a los
filósofos porque comentó, “la filosofía solía ser un campo que tenía
contenido”, a lo que más tarde añadió: “La filosofía es un campo que,
por desgracia, me recuerda esa vieja broma de Woody Allen, "aquellos que
no pueden hacer, enseñan, y los que no pueden enseñar, enseñan gimnasia”. La
gente en la filosofía se siente amenazada –y tienen todo el derecho a sentirse
amenazados, porque la ciencia progresa y la filosofía no”.
Más
tarde ese año Krauss tuvo una discusión amigable con el filósofo Julian Baggini
en The Observer. Aunque mostrando un gran respeto por la ciencia y de
acuerdo con Krauss y la mayoría de los físicos y cosmólogos que no hay “más
cosas en el universo que las de la ciencia física”, Baggini se quejó de que
Krauss parece compartir “algunas de las ambiciones imperialistas de la
ciencia”. Baggini expresa la opinión común de que “hay algunos problemas
de la existencia humana que simplemente no son científicos. No puedo ver cómo
meros hechos podrían alguna vez resolver la cuestión de lo que es moralmente
correcto o incorrecto, por ejemplo”.
Krauss
distingue entre “preguntas que son contestables y las que no lo son” y
las contestables caen mayormente en el “dominio del conocimiento empírico,
también conocido como la ciencia”. En cuanto a las cuestiones morales,
Krauss afirma que sólo son respondidas por “la razón... basada en la
evidencia empírica”. Baggini no puede ver cómo cualquier “descubrimiento
de hechos jamás podría resolver una cuestión del bien y el mal”.
Notables
filósofos se molestaron con la entrevista de The Atlantic, incluyendo a
Daniel Dennett, de la Universidad de Tufts que escribió a Krauss. Como
resultado, Krauss escribió una explicación más cuidadosa de su posición que
fue publicada en la revista Scientific American en 2014 bajo el título
"La consolación de la filosofía". Allí fue más generoso con la
contribución de la filosofía al enriquecimiento de su propio pensamiento,
aunque concedió poco de su posición básica: “Como físico experimental... Yo, y la mayoría de los colegas con quienes
he discutido este asunto, hemos encontrado que las especulaciones filosóficas
sobre la física y la naturaleza de la ciencia no son particularmente útiles y
han tenido poco o ningún impacto sobre el progreso en mi campo. Aunque, en
varias áreas asociadas con lo que con razón se puede llamar Filosofía de la Ciencia
he encontrado reflexiones muy útiles”.
Krauss
no está solo entre los físicos en su desdén por la filosofía. En septiembre de
2010 los físicos Stephen Hawking y Leonard Mlodinow publicaron un disparo que
se escuchó alrededor del mundo y no sólo el mundo académico. En la primera
página de su libro, The Grand Design, escribieron: “La filosofía ha
muerto”, porque “los filósofos no se han mantenido al día con los
desarrollos modernos de la ciencia, en particular la física. Los científicos se
han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra
búsqueda del conocimiento”.
Las
preguntas que la filosofía ya no es capaz de manejar (si alguna vez lo fue)
incluyen: ¿Cómo se comporta el universo? ¿Cuál es la naturaleza de la realidad?
¿De dónde vino todo? ¿Necesita el universo un creador? Según Hawking y
Mlodinow, sólo los científicos ––no los filósofos– pueden proporcionar las
respuestas.
El
famoso astrofísico y divulgador de ciencia Neil deGrasse Tyson se ha unido al
debate. En una entrevista en el podcast de Nerdist, de mayo de 2014, Tyson
comentó: “Mi preocupación es que los filósofos creen que en realidad están
haciendo preguntas profundas sobre la naturaleza. Y para el científico es, ¿Qué
están haciendo ustedes? ¿Por qué se
enfrascan en el significado del significado”. Su mensaje general fue
claro: La ciencia se mueve; la filosofía permanece sumida, inútil y
efectivamente muerta.
Ni
que decir tiene, Tyson también ha sido fuertemente criticado por sus puntos de
vista. Su posición puede ser aclarada viendo el video de su aparición en un
foro en la Universidad de Howard en 2010, cuando estaba en el escenario con el
biólogo Richard Dawkins. El argumento de Tyson es sencillo y es el mismo que
expresara Krauss: Los filósofos desde la época de Platón y Aristóteles han
afirmado que el conocimiento sobre el mundo se puede obtener sólo por el
pensamiento puro. Como explica Tyson, tal conocimiento no se puede obtener por
alguien sentado en un sillón. Sólo se puede obtener mediante la observación y
el experimento. El físico Richard Feynman había expresado una vez una opinión
similar sobre los “filósofos de sillón”. Dawkins estuvo de acuerdo con
Tyson, señalando que la selección natural fue descubierta por dos
naturalistas, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, que trabajaban en la recolección
de datos de campo.
Lo
que estamos viendo aquí no es un fenómeno reciente. En su libro de 1.992 Sueños
de una teoría final, el premio Nobel Steven Weinberg tiene todo un capítulo
titulado “Contra la Filosofía”. Weinberg sorprende acerca de “la irracional
ineficacia de la filosofía”.
Sin
embargo, como decíamos más arriba, no hace mucho en la historia no se hacía
distinción entre la Física y la Filosofía. Thales de Mileto (circa 624-546 antes
de nuestra era; a.n.e.) es considerado generalmente como el primer físico, así
como el primer filósofo, de la tradición occidental. Buscaba explicaciones naturales
de los fenómenos que no hacían ninguna referencia a la mitología. Por ejemplo,
explicó los terremotos como el resultado de la Tierra descansando sobre el
agua y siendo sacudida por las olas. Razonó esto desde la observación, no desde
el pensamiento puro: La Tierra está rodeada de agua y se ve que los barcos se
sacuden en el agua. Aunque la explicación de Thales para los terremotos no era
correcta, significaba una mejora sobre la mitología de que son causados por el
dios Poseidón golpeando el suelo con su tridente.
Thales
es famoso por predecir un eclipse de sol que los astrónomos modernos calculan
que ocurrió sobre Asia Menor el 28 de mayo de 585 a.n.e. La mayoría de los
historiadores de hoy, sin embargo, dudan de la verdad de esta historia. La
contribución más significativa de Thales fue proponer que todas las sustancias
materiales se componen de un solo constituyente elemental, verbigracia, el
agua. Si bien estaba (no sin razón) equivocado sobre que el agua es elemental,
la propuesta de Thales representa el primer intento registrado, al menos en
Occidente, de explicar la naturaleza de la materia sin la invocación de
espíritus invisibles.
Thales
y otros filósofos jónicos que siguieron sostuvieron una visión de la realidad,
que ahora se llama monismo material, en la que todo es materia y nada más. Hoy
en día esto sigue siendo la opinión predominante de los físicos, que encuentran
no hay necesidad de introducir elementos sobrenaturales en sus modelos, que
describen con éxito todas sus observaciones hasta la fecha.
La
brecha a la que Tyson se refería, se formó cuando la física y la filosofía
natural comenzaron a divergir en disciplinas separadas en el siglo XVII,
después de que Galileo y Newton introdujeran los principios que describen el
movimiento de los cuerpos. Newton fue capaz de derivar de los primeros
principios las leyes del movimiento planetario que habían sido descubiertos
antes por Kepler. La exitosa predicción del regreso del cometa Halley en 1759
demostró a todos el gran poder de la nueva ciencia.
El
éxito de la física newtoniana abrió la perspectiva de una postura filosófica
que se conoció como el universo de relojería, o, alternativamente, la máquina
newtoniana del mundo. De acuerdo con este esquema, las leyes de la mecánica
determinan todo lo que sucede en el mundo material. En particular, no hay lugar
para un dios que desempeñe un papel activo en el universo. Como evidenció el
matemático, astrónomo y físico francés Pierre-Simon, marqués de Laplace, las leyes
de Newton eran en sí mismas suficientes para explicar el movimiento de los
planetas en toda la historia anterior. Esto lo llevó a proponer una noción
radical que Newton había rechazado: No se necesita nada aparte de la física
para entender el universo físico.
Mientras
que el universo de relojería ha sido invalidado por el Principio de Incertidumbre
de Heisenberg de la Mecánica Cuántica, ésta sigue siendo endiabladamente
difícil de interpretar filosóficamente. En lugar de decir que la física
"entiende" el universo, es más exacto decir que los modelos de la
física siguen siendo suficientes para describir el mundo material como lo
observamos con los ojos y los instrumentos.
Ahora bien, estimados
amigos, quisiera volver atrás y detenerme en el párrafo donde Julian Baggini
expresa una queja contra Krauss diciendo: Hay algunos problemas de la
existencia humana que simplemente no son científicos. No puedo ver cómo
meros hechos podrían alguna vez resolver la cuestión de lo que es
moralmente correcto o incorrecto, por ejemplo.
¡Ah, mes amies! Frases tan
categóricas (podemos incluir aquí varias de las que hemos visto más arriba) no
auguran un buen futuro al que las profiere. La ciencia tiene la simpática
costumbre de acallar categóricos. Y como para muestra basta un botón, si me
permiten, les contaré una pequeña anécdota: El, por algunos, considerado
creador del positivismo Auguste Comte (que más allá de esta
anécdota fue una muy buena persona), cayó en la tentación de ser categórico y en
cierta oportunidad afirmó: Si hay algo que el hombre nunca podrá saber,
es de qué están hechas las estrellas. Lo que Comte no sabía es que,
años antes, en 1814, Joseph von Fraunhofer había investigado
con seriedad acerca de las líneas de absorción en el espectro del Sol, con la
invención del espectroscopio. Líneas se siguen llamando en nuestros días líneas
de Fraunhofer en honor suyo. Fue el primero en darse cuenta de
que los espectros de Sirio y de otras estrellas brillantes eran distintos entre
sí y del Sol, iniciando de ese modo la espectroscopia estelar, que es la
disciplina con la que hoy sabemos... ¡de qué están hechas las estrellas!
Volviendo a nuestro amigo
Julian Baggini, diré que, en la enseñanza de la física, se hace ver al alumno
que ésta trata sólo con magnitudes. Si algo es una magnitud, entra en el
dominio de la Física; si no lo es, no entra. Pero entonces, ¿Qué es una
magnitud? Una respuesta fácil y directa es que magnitud es todo aquello que se
pueda medir. Por ejemplo, la longitud, ¿Se puede medir? ¡Por supuesto, hasta
con un metro de costurera! Pues entonces, la longitud es una magnitud. El
tiempo, ¿Se puede medir? Sí, el tiempo se puede medir. Luego el tiempo es una
magnitud física. Pero, la bondad, ¿Se puede medir? Pues, hasta
aquí, no, ergo, la bondad no es una magnitud física y, en
consecuencia, la Física no trata con ella (en general no son magnitudes ninguna
virtud o vicio, que es lo que postula Baggini). Ahora bien, queridos amigos, ¿Será
esto siempre así? ¿Podemos afirmar que nunca podremos
medir la bondad, transformándola en una magnitud física? Creo que sería
arriesgado afirmarlo. Piénsese si no, en que en el Medioevo y antes no había
manera de medir la capacidad intelectual, hoy tenemos el CI que es justamente
eso, una medida de la capacidad intelectual (con sus defectos y críticas,
todavía). En otras palabras, puedo estar de acuerdo con Julian en
que hoy la Física no trata con la moral, bondad, ética, etc.
En lo que no puedo estar de acuerdo es que eso será siempre así.
Por último, y para concluir, yo diría que no está bien
enfrentar la Filosofía con la Ciencia. Más bien, pienso que se están fundiendo
una en la otra, enriqueciéndose mutuamente. Creo que los científicos deben
incorporar los métodos y conocimientos desarrollados por la filosofía y los filósofos
deben incorporar los métodos y conocimientos desarrollados por la ciencia.
Tal
vez estamos a punto de ver nacer la Filociencia o la Ciensofía.
¡Hasta
la próxima!
No hay comentarios:
Publicar un comentario