domingo, 7 de julio de 2024

Conjeturas, hipótesis, teorías.


La especulación o conjetura, es una forma filosófica de pensar para ganar conocimiento yendo más allá de la experiencia o práctica tradicional y enfocándose en la esencia de las cosas y sus primeros principios. Es decir, ante un hecho que se desea entender, se arriesga una explicación sin que haya hechos concretos que la apoyen. Se está haciendo una conjetura acerca de cuál podría ser la explicación de los tales hechos.

Una hipótesis, en cambio, sí se apoya en múltiples observaciones. Es una proposición provisional que se considera cierta de entrada, aunque aún no se haya podido probar, y que sirve como un primer paso en la investigación. Es un paso más avanzado respecto de las conjeturas, pero, puede resultar falsa, razón por la cual no evoluciona y no llega a desembocar en una teoría.

Y esta, la teoría, es el último paso. Se trata de una o unas hipótesis cuya validez ha sido demostrada y permiten entonces explicar o predecir el fenómeno sobre el que se especuló en un principio.

No escapará a su filoso entendimiento de ustedes, queridos amigos, el hecho de que la especulación es el eslabón más débil de esta cadena de especulación-hipótesis-teoría. ¿Por qué? Porque, al no haber hechos que la apoyen se puede conjeturar cualquier cosa como, por ejemplo: Las pirámides de Egipto fueron construidas por una civilización extraterrestre.

Sin embargo, hay que saber separar la paja del trigo. No toda especulación es producto de una mente calenturienta y hay algunas dignas de consideración pues han sido concebidas con la honesta intención de explicar un determinado fenómeno.

Y eso es lo que ahora vamos a ver. ¿Qué no es posible? ¡Todo es posible en el reinado de la mente! Todo es posible en la Dimensión Desconoc… Eeehhh, no ¡perdón!

Digo que les presentaré hoy una conjetura de alguien que merece respeto por su trayectoria que, al final, consignaré. Se trata de Raymond Kurzweil, que nos expondrá su conjetura de que los humanos se acercan rápidamente a la singularidad y a la inmortalidad gracias a la tecnología de los nanorobots

Esta solución nos ayudará a "superar por completo las limitaciones de nuestros órganos biológicos", afirma. Según sus cálculos, ya ha nacido la primera persona que vivirá mil años.

¡Interesante! ¿Verdad?

Durante más de cinco décadas, el científico futurista Raymond Kurzweil ha demostrado su pasión por entender cómo los ordenadores pueden cambiar nuestro mundo. Ahora está listo para ungir a los nanorobots como la clave que permitirá a los humanos trascender el umbral de vida de los 120 años.

Como escribió -tanto en el próximo libro The Singularity is Nearer (que salió a la venta el 25 de junio) como en un ensayo publicado en Wired, la fusión de la biotecnología con la inteligencia artificial llevará a que la nanotecnología ayude a "superar por completo las limitaciones de nuestros órganos biológicos".

Nuestro cuerpo acumula errores cuando las células se reproducen una y otra vez, lo que invita al daño. Esos daños pueden ser reparados rápidamente por los cuerpos jóvenes, pero no tanto cuando la edad se acumula.

"La única solución, sostienen los investigadores de la longevidad, es curar el propio envejecimiento", escribió Kurzweil. "En resumen, necesitamos la capacidad de reparar los daños del envejecimiento a nivel de células individuales y tejidos locales. Se están explorando varias posibilidades para lograrlo, pero creo que la solución definitiva más prometedora son los nanorobots".

Raymond Kurzweil

Sin embargo, para ponerlo en contexto, se trata de la visión del futuro de un solo hombre. Actualmente no existe ninguna tecnología que se acerque a lo que Kurzweil predice, ni hay ninguna garantía de que su visión se haga realidad. Pero tampoco hay garantías de que no vaya a ocurrir, al menos con el tiempo. ¡Cosas que verifica toda buena conjetura!

Kurzweil está de acuerdo con el gerontólogo biomédico Aubrey de Grey en que es probable que la primera persona que viva 1.000 años ya haya nacido. "Si la nanotecnología de 2050 resuelve suficientes problemas de envejecimiento para que las personas de 100 años empiecen a vivir hasta los 150, tendremos hasta 2100 para resolver los nuevos problemas que puedan surgir a esa edad", afirma Kurzweil. "Con la IA desempeñando un papel clave en la investigación para entonces, el progreso durante ese tiempo será exponencial".

Kurzweil admite que todas estas proyecciones pueden sonar "absurdas" ahora mismo, pero cree que hay "razones sólidas" para corroborarlo mediante nanorobots médicos. Cree que nanorobots con sensores a bordo, manipuladores, ordenadores, comunicadores e incluso fuentes de alimentación podrían funcionar en el torrente sanguíneo humano con el tamaño de una célula. Cada cuerpo podría necesitar varios centenares de miles de millones de nanobots para reparar y aumentar los órganos degradados.

"Controlando el suministro de estas sustancias vitales, ajustando sus niveles según sea necesario y manteniendo las estructuras de los órganos, los nanobots pueden mantener el cuerpo de una persona en buen estado de salud indefinidamente", escribió. "En última instancia, los nanobots podrán sustituir por completo a los órganos biológicos, si es necesario o se desea".

No sólo prevé que los nanobots preserven las funciones normales y limiten el impacto del envejecimiento, sino que cree que podrían crear un cuerpo humano más óptimo.

"Una vez que los nanobots puedan reparar o destruir células individuales de forma selectiva", afirma, "dominaremos por completo nuestra biología y la medicina se convertirá en la ciencia exacta a la que aspira desde hace tiempo".

                                          Nanobots

Pero vivir más no es lo único que Kurzweil cree que ocurrirá gracias a la tecnología. Según Kurzweil, a medida que crezca el campo de la nanotecnología, el papel de los nanobots en el cuerpo humano madurará con él. En algún momento, el cuerpo puede llegar a ser más de un 99,9% no biológico. Prevé una situación en la que la tecnología controle por completo la secuenciación del ADN, la capacidad de la IA para comprender el cuerpo humano solucione los problemas antes de que surjan, los nanocomputadores controlen el funcionamiento de nuestro cuerpo reescribiendo el ADN y controlando las células y (en algún momento) nuestra sangre y tejido cerebral sean sustituidos por nanobots que nos conecten directamente a las máquinas que nos controlan.

Kurzweil cree que en los años 2040 o 2050 habremos reconstruido nuestros cuerpos y cerebros mucho más allá de lo que conocemos hoy. "Cuando la nanotecnología despegue, seremos capaces de producir un cuerpo optimizado a voluntad", afirma. "Podremos correr mucho más rápido y durante más tiempo, balancearnos y respirar bajo el océano como los peces, e incluso dotarnos de alas funcionales si lo deseamos. Pensaremos millones de veces más rápido, pero lo más importante es que no dependeremos de la supervivencia de ninguno de nuestros cuerpos para sobrevivir".

Obviamente, y de acuerdo a lo expuesto al comienzo de esta nota: ¡Sólo el tiempo dirá si tiene razón!

Sin embargo, y como un primer paso a lo que nos anuncia Kurtzweil, les muestro a continuación una curiosa y extraña charla TED en la que el ingeniero Alex Luebke, cofundador e ingeniero de la startup Endiatx, se tragó una mini cápsula robótica equipada con una cámara y transmitió en vivo las imágenes del interior de su cuerpo.

La audiencia que seguía el evento desde el lugar, y quienes se conectaron para verlo por YouTube, se sorprendieron por la situación, mientras el médico Vivek Kumbhari, también en el escenario, manejaba el robot inalámbrico a través de un control similar a los de las consolas de videojuegos.

La cápsula, llamada Pillbot, es un poco más grande que una píldora convencional y está diseñada para ser ingerida fácilmente por el paciente. Una vez dentro del cuerpo, la cámara transmite imágenes de alta resolución del tracto digestivo, y permite a los médicos observar en detalle el revestimiento del esófago, el estómago y el intestino delgado.

Para moverse, el mini robot cuenta con micropropulsores que lo impulsan a través del interior del cuerpo. Además de cámaras y tecnología de comunicación inalámbrica para transmitir en tiempo real las imágenes que obtiene, tiene la capacidad de equiparse con sensores para medir distintas condiciones y enviar datos médicos a los científicos.

Más allá de lo disruptivo que pueda parecer ver a una persona tragarse en vivo a un robot y que las imágenes del interior de su cuerpo se transmitan en vivo por internet a todo el mundo, esta innovación es un gran paso para la medicina que podría hacernos olvidar la era de las endoscopias invasivas y abrir las puertas a un diagnóstico por imagen más cómodo.

Véanlo ustedes mismos:

https://www.youtube.com/shorts/yjAj9Dh2fBA

Y, por último, una breve semblanza de Raymond Kurtzweil,

(Queens, Nueva York, 12 de febrero de 1948) es un inventor estadounidense, además de músico, empresario, escritor y científico especializado en Ciencias de la Computación e inteligencia artificial. Desde 2012 es director de Ingeniería en Google.

Experto tecnólogo de sistemas y de inteligencia artificial, es actualmente presidente de la empresa informática Kurzweil Technologies, que se dedica a elaborar dispositivos electrónicos de conversación máquina-humano y aplicaciones para personas con discapacidad y canciller e impulsor de la Universidad de la Singularidad de Silicon Valley. Raymond Kurzweil es un pionero de Ley de rendimientos acelerados e historia de la tecnología, el cambio acelerado es un incremento en la tasa de progreso tecnológico.

Bien, no quisiera terminar este interesante artículo sin mencionar dos cosas más, una anecdótica y la otra, testimonial.

La primera se trata de una prueba más de que la Ciencia Ficción suele adelantarse a la realidad. De hecho, hay una conocida frase que establece que: Si quieres conocer el futuro, lee Ciencia Ficción.

En este caso, me refiero a la película Viaje fantástico; una película estadounidense de ciencia ficción producida por la 20th Century Fox, dirigida por Richard Fleischer, con música de Leonard Rosenman y estrenada por primera vez en los Estados Unidos en 1966. Abuelo me contaba de ella 😉

El Argumento es el siguiente: La Unión Soviética y los Estados Unidos han desarrollado la tecnología necesaria para disminuir los objetos de tamaño, pero el valor de estos hallazgos es limitado, pues después de un plazo de 60 minutos vuelven a su tamaño original.

El científico Jan Benes ha averiguado cómo conseguir que la duración del efecto sea ilimitada en el tiempo, pero como consecuencia de un intento de asesinato ha quedado en situación de coma por un hematoma cerebral.

Para salvar su vida, un equipo formado por Charles Grant (Stephen Boyd), el capitán y piloto Bill Owens (William Redfield), el doctor Michaels (Donald Pleasence), el cirujano Peter Duval (Arthur Kennedy) y su ayudante Cora Peterson (Raquel Welch) forman la tripulación de un submarino nuclear llamado Proteus que fue diseñado primitivamente para exploraciones oceánicas.

Raquel Welch

El submarino y su tripulación son reducidos de tamaño e introducidos en el torrente sanguíneo de Jan Benes, disponen de una hora para alcanzar los tejidos dañados del cerebro y lograr su curación antes de volver a su tamaño natural.

Sufren diferentes peripecias a lo largo de su recorrido por el interior del cuerpo humano, la ruta prevista inicialmente se ve alterada por la presencia de una fístula arteriovenosa que los obliga a atravesar el corazón y los pulmones antes de alcanzar su destino. Finalmente logran su objetivo y salen del cerebro siguiendo el trayecto del nervio óptico y alcanzando el exterior en las inmediaciones del ojo instantes antes de que finalizara el plazo previsto.

Como pueden ver, hace más de medio siglo que la Ciencia Ficción nos adelantaba el tema de la miniaturización.

Incidentalmente, les comento que está previsto que se ruede una nueva versión de esta película. Producida por James Cameron, esta nueva versión será en 3D y estará dirigida por Shawn Levy.

Y, en cuanto al aspecto testimonial, se trata de que, cuando he preguntado a conocidos si les gustaría vivir 1000 años, por ejemplo, casi siempre he obtenido de respuesta un Nooo, ¿Para qué tanto? No me interesa.

Ahora bien, ¿No será que esa respuesta está dictada por la actual inevitabilidad de la muerte? Digo yo, si a estos negacionistas un médico les dijera que les puede aplicar un tratamiento con el que vivirán mil años en salud, ¿Seguirían respondiendo que no…?

Bien amigos, hasta aquí el día de hoy.

Me despedido, pero, no sin antes recordarles que: Si tienen un hijo, sobrino, nieto, o ustedes mismos a quien tienen que agasajar, qué mejor que regalarle mi libro de El Ajedrez de la B a la Q, Tomo I, que podrán encontrar en Mi Librería:

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Ahora si, queridos amigos, llegados a este punto, me despido con un sonoro:

¡Hasta la próxima!


domingo, 30 de junio de 2024

Las ECR y su interpretación - Addendum

Hablaré en esta nota, queridos amigos, de las investigaciones que se están llevando a cabo sobre las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM). Veremos que están en un todo de acuerdo con lo que expresé en dos notas anteriores de este foro: La primera de ellas se tituló Mizuki, (hermosa como la Luna, en japonés), del tres de enero de 2022. Se trata de un cuento de mi autoría en el que relato un encuentro amoroso con una robot munida de inteligencia artificial que me aporta datos sobre el tema.

No sin cierto rubor, les confieso que estoy muy orgulloso del tal cuento y se los recomiendo.

La segunda nota que trata el tema se titula Las ECM y su interpretación, vió la luz el 9 de mayo de 2022. Allí vimos que, el cerebro, ante la falta de oxígeno por la detención del corazón, reacciona activamente, liberando neurotransmisores en gran cantidad. Esto, como nos decía Mizuki, genera el mismo efecto que el consumo de drogas como la heroína, el fentanilo, etc. Y esto es lo que produce las alucinaciones que cuentan los que han regresado de ese momento extremo.

Les recomiendo leer ambas notas para así tener los argumentos frescos al momento de leer este nuevo aporte.

Pues bien, así las cosas, les cuento que mis ojos pecadores discurrían morosamente por el catálogo de BBC News cuando un artículo del 18 junio de 2024 reclamó mi vigorosa atención. Se trataba de uno en el que una neurocientífica, Jimo Borjigin, trataba el tema aportando nuevas evidencias que concuerdan con lo expresado en las notas mencionadas.

Nos cuenta Borjigin que no podía creer que, aunque “morir es una parte esencial de la vida”, no sabíamos “casi nada” del cerebro moribundo. Esto cambió, hace poco más de 10 años por puro “accidente”.

“Estábamos haciendo experimentos con ratas en el laboratorio. Examinábamos sus secreciones neuroquímicas después de una cirugía”, nos cuenta.

De repente, dos de ellas murieron. Eso les permitió observar el proceso de muerte de sus cerebros.

"Una de las ratas mostró una masiva secreción de serotonina”. ¿Esa rata habría tenido alucinaciones?, se preguntó. “La serotonina está vinculada con ellas”, explica.

Ver esa explosión del neurotransmisor despertó su interés. “Ese fin de semana, me puse a investigar literatura especializada porque creía que habría una explicación. Busqué una y otra vez y terminé dándome cuenta de que sabemos muy poco sobre el proceso de morir”.

Desde entonces, se ha dedicado a estudiar qué pasa en el cerebro cuando estamos muriendo. Y lo que descubrió -asegura- va en contra de lo que se había asumido.

“Consideremos a una persona sufriendo un paro cardíaco”, dice. “El comportamiento más obvio es que colapsa, se cae, se desmaya. Se la llama por su nombre y no contesta, se la toca y no responde, no se mueve, es como si estuviera muerta. Necesitamos profesionales que nos digan si el paciente está vivo. Muchas veces se usan las máquinas de electrocardiogramas para determinarlo. Pero desde hace tiempo, si alguien sufre un paro cardíaco, el médico le revisa los brazos o el cuello y si no encuentra pulso, significa que el corazón no está bombeando sangre. Eso se define como muerte clínica”.


La doctora Jimo Borjigin enseña en la Universidad de Michigan, donde dirige el laboratorio que lleva su nombre.

“En ese proceso, la mayor atención se pone en el corazón, se le dice paro cardíaco, no paro cerebral. Para toda la medicina, incluso para la comprensión científica, pareciera que el cerebro no está funcionando porque no hay respuesta: la persona no puede hablar o sentarse. Y es que el cerebro necesita mucho oxígeno para funcionar. Si el corazón no bombea sangre, el oxígeno no le llega”.

Y ante la falta de oxígeno podría suponerse que el cerebro ralentizaría su funcionamiento volviéndose hipoactivo, nos dice Borjigin. Sin embargo, las investigaciones de ella y su equipo muestran algo diferente. Veamos:

En un estudio de 2013 con ratas, observaron una intensa actividad de varios neurotransmisores después de que los corazones de los animales se detuvieran y sus cerebros dejaran de recibir oxígeno.

Recordemos, queridos amigos, que los neurotransmisores son sustancias usadas por las neuronas para comunicarse entre ellas y con los tejidos sobre los que actuarán.

“La serotonina aumentó 60 veces; la dopamina, que es una sustancia química que te hace sentir bien, se incrementó de 40 a 60 veces; la noradrenalina, que te pone muy alerta, también ascendió y lo hizo notablemente. Esos niveles tan altos -asegura- nunca se ven cuando el animal está vivo”.

En 2015, publicaron otro estudio sobre el cerebro agonizante en ratas. “En ambos casos, el 100% de los animales mostraron una intensa activación de la función cerebral”, señala Borjigin.

En otras palabras, el cerebro reaccionaba en forma opuesta a lo que se creía: ¡Estaba en un estado hiperactivo!

Y no acaba aquí la cosa, en 2023, publicaron una investigación en la que se concentraron en cuatro pacientes que estaban en coma con soporte vital y tenían electrodos de electroencefalografía. “Estaban muriendo por diferentes enfermedades”, señala la científica.

Cuando los doctores y las familias concluyeron que “estaban más allá de cualquier procedimiento médico que pudiese ayudarlos, decidieron dejarlos ir”. Con permiso de los parientes, se les retiraron los ventiladores mecánicos o respiradores. Al hacerlo, los investigadores encontraron que en dos de los pacientes se registró una alta actividad cerebral vinculada con funciones cognitivas. Se detectaron ondas gamma -las ondas cerebrales más rápidas- que están involucradas en procesamientos complejos de información y en la memoria.

Ahora bien, cuando se desconecta el ventilador de un paciente se produce lo que se llama una hipoxia generalizada. Así se denomina la falta de oxígeno en la sangre. La hipoxia generalizada siempre se asocia con un paro cardíaco, es decir, cuando el corazón no bombea sangre.

“La hipoxia parece ser el tema unificador para activar el cerebro. Y es que, tan pronto como se retiraron los ventiladores, los cerebros de dos de los cuatro pacientes se activaron en segundos”. Sin embargo, mientras que en las ratas los científicos habían observado una activación global, es decir, todo el cerebro estaba encendido, en los humanos, solo unas partes se activaron. Se trató de áreas asociadas con las funciones conscientes del cerebro.

Una de ellas es conocida como la “posterior cortical hot zone” (zona caliente cortical posterior), que es la unión temporoparietal occipital, es decir, donde se interconectan los lóbulos temporal, parietal y occipital. “Es la parte de atrás del cerebro, responsable de la percepción sensorial”, explica. Se ha asociado con la consciencia y también, y esto es importante, con los sueños y las alucinaciones visuales.

El lóbulo frontal del cerebro se puede ver en rosado, el lóbulo parietal en azul, el lóbulo occipital en naranja y el lóbulo temporal en amarillo.

Otra zona que vieron activarse es la llamada área de Wernicke, vinculada con el lenguaje, el habla y el escucha. “Demostramos que el lóbulo temporal en ambos lados es la parte que más se activa”. Ubicada cerca de nuestros oídos, esa sección es muy importante no solo para el almacenamiento de la memoria, sino para otras funciones cognitivas.

Borjigin resalta que la unión temporoparietal del lado derecho del cerebro se ha relacionado con el desarrollo de la empatía. “De hecho, muchos pacientes que han sobrevivido paros cardíacos y que tuvieron experiencias cercanas a la muerte (ECM) dicen que esas experiencias los cambiaron para mejor, que sienten más empatía”.

A lo largo de la historia, muchas personas que han estado a punto de morir o, incluso, que registraron una muerte clínica y sobrevivieron gracias a las técnicas de reanimación, dijeron haber tenido ECM. Algunas hablaron de haber recorrido sus vidas en un flash o de recordar momentos clave; muchas de haber visto una luz intensa; otras de haber salido de sus cuerpos, elevarse y ver lo que sucedía a su alrededor.


Entonces, la pregunta que cabe es: ¿Ese cerebro hiperactivo que Borjigin ha observado en sus estudios puede explicar esas experiencias tan intensas en el umbral de la muerte?

“Creo que sí”, responde Borjigin.

Su estudio de 2023 señala que en un grupo de personas que sobrevivieron en un paro cardíaco, al menos 20% o 25% reportó haber visto la luz al final del túnel, lo que significa que tenían activada la corteza visual.

Al referirse a los dos pacientes en los que se observó una alta actividad cerebral tras ser desconectados de los respiradores, la investigadora explica que sus cortezas visuales mostraron una intensa activación, “lo cual posiblemente se correlaciona con esa experiencia visual”.

“Algunos pacientes que sobrevivieron incluso han reportado haber escuchado lo que pasaba durante su cirugía o lo que dijeron los paramédicos que los socorrieron después de sufrir un accidente automovilístico”.

En referencia a los dos pacientes que murieron, Borjigin indica que “la parte del cerebro encargada de la percepción del habla, del lenguaje, la posterior hot zone, estuvo muy activa en ambos”.

Que la muerte se haya enfocado por tanto tiempo en el corazón ha hecho que se piense que el cerebro deja de funcionar cuando una persona sufre un paro cardíaco.

“Pero ese fenómeno no es consistente con las observaciones de las personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte”, dice Borjigin.

Si bien no hay un comportamiento que indique que el cerebro esté funcionando durante un paro cardíaco, no se puede asumir que no lo esté, indica.

“¿Cómo una persona puede tener experiencias mentales extremadamente emocionales, impresionantes, como ver una luz, oír voces, sentirse fuera del cuerpo, flotando en el aire? Todo eso es parte de la función cerebral. Y dado que los profesionales médicos piensan que el cerebro está hipoactivo en un paro cardíaco, hay quienes creen que toda esa actividad debe venir de afuera del cuerpo, que se trata de algo extracorpóreo”.

“Pero nosotros no creíamos en eso y en 2013, cuando publicamos la primera investigación con animales, escribimos que la idea de que esas experiencias subjetivas provienen del exterior del cuerpo no se puede comprobar, es imposible. Por eso, desde el principio, he creído firmemente que provienen del cerebro, incluso aunque sea paradójico porque se piensa que el cerebro no funciona cuando se sufre un paro cardíaco”.

“Estoy convencida de que las experiencias cercanas a la muerte provienen de la actividad cerebral que se produce antes de que cesen los signos vitales del corazón y del cerebro, no de una actividad posterior”.

O sea, queridos amigos, lo mismo me dijo Mizuki en nuestro ardiente encuentro.

¡Diablos con la japonesita!


Bien, me despedido, pero, no sin antes recordarles que: Si tienen un hijo, sobrino, nieto, o ustedes mismos a quien tienen que agasajar, qué mejor que regalarle mi libro de El Ajedrez de la B a la Q, Tomo I, que podrán encontrar en Mi Librería:

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Ahora si, queridos amigos, llegados a este punto, me despido con un sonoro:

¡Hasta la próxima!


 

domingo, 23 de junio de 2024

Ir de copas en Pompeya

Así es, queridos amigos, nos ocuparemos en esta nota de los aspectos mundanos de la antigua Roma y, más precisamente, de Pompeya.

Una Pompeya que me cautivó cuando la visité y que, me pareció más viva y vibrante hoy que en el año 79 cuando fue sepultada por seis metros de lava y cenizas expelidas por el cercano volcán Vesubio cuya imponente figura se yergue aún hoy sobre la tranquila bahía de Nápoles.

Y, hablando de aquel aciago acontecimiento, digamos que tradicionalmente se fijó el 24 de agosto del 79 como el día en que se inició la erupción. ¿De dónde surge esta fecha? Pues, de cartas de Plinio el Joven al historiador Cornelio Tácito en las que menciona dicha fecha.

Como ustedes podrán apreciar en el link que les dejo a continuación, hoy se pone en duda la fecha del 24 de agosto y se la retrasa al 24 de octubre. Surge entonces la pregunta de cómo pudo establecer una fecha equivocada un testigo presencial, culto y preparado como el abogado Plinio que, además, y para que la fecha se grabara a fuego en su memoria, perdió en el evento a su tío y tutor Plinio el Viejo.

La respuesta a este interrogante hay que hallarla, seguramente, en la buena cantidad de copistas y traductores que manipularon las dichas cartas a lo largo de la Historia y que, seguramente, confundieron las fechas.

Vean ustedes el video del que les hablaba más arriba:

https://www.youtube.com/watch?v=OmFZtFuQ5jQ


Ahora bien, antes de abocarnos al tema central de esta nota, quisiera brindarles una pequeña semblanza de Plinio el Viejo, que he mencionado más arriba.

Gayo o Cayo Plinio Segundo​ (Comum, c. 23-Estabia, 25 de octubre de 79)​ fue un escritor y militar romano del siglo I, conocido por el nombre de Plinio el Viejo para diferenciarlo de su sobrino e hijo adoptivo Plinio el Joven. Perteneció al orden ecuestre y ejerció cargos administrativos y financieros en la Galia y en Hispania. Hizo estudios e investigaciones en fenómenos naturales, etnográficos y geográficos recopilados en su obra Historia natural, siendo modelo enciclopédico de muchos conocimientos hasta mediados del siglo XVII cuando sus estudios fueron sustituidos por investigaciones basadas en el método científico y el empirismo moderno. Su obra fue usada por muchos exploradores occidentales de los siglos XVI y XVII.

Pues bien, el emperador Vespasiano le nombró prefecto de la flota romana en Miseno que, como ustedes pueden ver, se encontraba en el extremo noroeste del golfo de Nápoles, a salvo de la erupción del Vesubio. 


Queriendo observar el fenómeno más de cerca y deseando socorrer a algunos de sus amigos que se encontraban en dificultades sobre las playas de la bahía de Nápoles, se dice que atravesó con sus galeras la bahía llegando hasta Estabia (Castellmmare di Stabia, en el mapa), donde murió, posiblemente asfixiado por los gases volcánicos del flujo piroclástico, a la edad de cincuenta y seis años.​

La erupción fue descrita por su sobrino Plinio el Joven, de ahí que en vulcanología se haya denominado «erupción pliniana» a la erupción violenta de un volcán liberando gases en una columna eruptiva que puede alcanzar decenas de kilómetros.​ Como dije, el relato de sus últimas horas es contado en una carta que su sobrino y heredero, Plinio el Joven, dirige, 27 años después de los hechos, a Tácito​ También envió, a otro corresponsal, un informe sobre los escritos y el modo de vida de su tío:​

Comenzaba a trabajar al salir el día.... No leía nada sin hacer un resumen porque decía que no había libro, por malo que fuese, que no contuviera algún valor. Estando en casa, sólo excluía la hora del baño para estudiar. Cuando viajaba, y había sido descargado de otras obligaciones, se consagraba únicamente al estudio. En una palabra, consideraba como perdido el tiempo que no podía dedicar al estudio.
Plinio el Joven


Y quiero rescatar del texto de Plinio el Joven la frase que atribuye a su tío de que: No hay libro malo del que no se pueda sacar algo bueno.


Esta frase me recuerda otra, de Jorge Luis Borges, que dice: Cuando una persona muere, se cierra un punto de vista del Universo. Está claro, entonces, que, si cada uno de nosotros es un punto de vista del Universo, un libro escrito por otro, seguramente me aportará algo, por malo que sea, porque el vé el Universo con otra óptica. ¡Algo podré sacar de ello!


Bueno, ahora sí, vamos a lo que enuncia el título de esta nota. Para ello, haré uso de un artículo publicado por la Redacción de BBC News el 16 junio 2024. Getty images.

Los dejo con él y nos encontramos de nuevo a su término.

 
Así, sólo si eras rico... 
(fresco de la Casa de los Amantes de Pompeya).

No es ningún secreto que los antiguos romanos disfrutaban de sus banquetes.

Es fácil imaginárselos voluptuosamente recostados en divanes, vestidos con sencillas pero elegantes togas, en lujosos salones o jardines, mientras les sirven toda clase de delicias.

Manjares extravagantes como loros, pavos reales, avestruces o flamencos, así como faisán, mariscos, venado o jabalí, y los eternos favoritos: higos carnosos.

Con un imperio que llegó a extenderse desde Gran Bretaña hasta Bagdad, y un fino sentido del placer, las exquisiteces venían de todas partes, así como los condimentos para aliñarlas: pimienta y azúcar de India, comino de Etiopía, zumaque de Siria...

Todo acompañado por ríos de vino, bebido en copas de plata de dos asas, mientras se escucha una lira o un poema de fondo, acróbatas hacen malabares, y algún leopardo se pasea por ahí.

Pero veladas como esas eran un lujo que sólo se podían dar la élite, algo que no te sorprenderá.

Lo que sí es más curioso es que el hecho de comer en casa también era un lujo, como cuenta la historiadora Mary Beard en la serie de la BBC "Being Roman".

Es más, a pesar de rumores de que el emperador Claudio iba a bares en su juventud y Nerón se escapaba de su palacio para visitarlos, se consideraba que salir a comer fuera del hogar era de mal gusto, algo que hacía la clase baja.

Y lo hacía porque, en realidad, era una necesidad: muchos romanos no tenían las instalaciones para preparar y cocinar alimentos, o estaban demasiado ocupados para hacer comida en casa.

Así que, para el pueblo romano, los bares y restaurantes eran parte esencial de la vida cotidiana.

Sin la posibilidad de invitar a sus amigos a casa, como lo hacían los ricos, eran además los lugares en los que podían socializar, jugar y hasta coquetear y quizás conocer el amor.

Sólo los ricos tenían lugar donde cocinar, y sirvientes que lo hicieran. Este es un mosaico de Pompeya de un niño esclavo en una cocina, de Pompeya.

Eso explica que, en Pompeya, esa ciudad cuyo futuro se suspendió el 24 de octubre de 79 d.C., se hayan encontrado bajo las cenizas del Vesubio más de 160 bares.

Y nuevas investigaciones han descubierto cada vez más sobre cómo eran y cuáles fueron los platos favoritos del pompeyano común.

Una piedra en el camino

Antes de ir a Pompeya, detengámonos un momento en Isernia, una ciudad a medio camino entre Roma y Nápoles, donde se encontró una estela que da una idea de la picardía de algunos de esos establecimientos.

Pretende ser una lápida que conmemora a dos taberneros, pero su leyenda ha hecho que muchos expertos sospechen que más bien era un anuncio para promocionar su mesón.

Empieza declarando: "Calidius Eroticus hizo [este monumento], mientras aún estaba vivo, para él y para Fanniae Voluptas".

"Calidius Eroticus significa sexo realmente caliente", aclara Beard. Y Voluptas significa placer.

Así que, según la estela, se llamaban así como el señor Sexo y la señora Placer.

Para la historiadora, esos probablemente no eran sus nombres reales "sino una especie de nombres comerciales, pero nos dicen algo sobre la cultura de los mesones".

La estela de Isernia cuenta un chiste.

En la parte inferior, la escena esculpida de un hombre con una capa de viajero y una mula, que le está entregando dinero a presumiblemente Erótico, ilustra un corto diálogo de "la vida en el bar".

Dice así...

Cliente: "Posadero. Vamos a hacer la cuenta".

Posadero: "Tienes un sextario de vino ahí, que es un as (moneda romana). El pan, un as. Y las salsas, 2 ases".

Cliente: "Está bien"

Posadero: "Por la chica, son 8 ases".

Cliente: "Eso también está bien".

Posadero: "Y heno para la mula: 2 ases".

Cliente: "¡Esa maldita mula será mi ruina!".

Ahí lo tienes: ¡Un chiste milenario!

Aunque no te haya robado ni una sonrisa, lo grabado en la piedra nos deja vislumbrar la animada cultura de las tabernas en la Antigua Roma.

Patricios y plebeyos

Algo que la escena cómica deja entrever es un vínculo entre las hospederías y la prostitución.

"Posiblemente existía", señala Allison Emmerson de la American Academy en Roma: "Los autores de la élite romana hablaron de ese vínculo: ir a comer al bar y tal vez contratar a una trabajadora sexual".

Sin embargo, advierte, "eso estaba en la categoría de 'cosas que hacen las personas de bajo estatus', por lo que despierta sospechas".

Claire Holleran, historiadora de la Antigüedad en la Universidad de Exeter, concuerda con que hay que tratar esos retratos de los bares con una pizca de sal.

La mayor parte de nuestra información escrita proviene de autores de clase muy alta.

Sus prejuicios sobre los hábitos de sus inferiores sociales, o disgusto hacia los ricos que se rebajaban a hacer cosas como ir a comer o beber en lugares públicos por diversión, podían colorear su visión.

No obstante, cada vez contamos con más información para comprobar si lo que contaron compagina con la evidencia arqueológica.

Descubrimientos recientes en Pompeya muestran que esos plebeyos de los que hablaban tenían una amplia gama de opciones.

Había desde comida rápida para llevar hasta comedores privados que imitaban el estilo de vida de los ricos y famosos.

Los lugares más pequeños tenían espacio solo para estar de pie, mientras que otros ofrecían una experiencia más relajada con mesas y taburetes. Algunos de los establecimientos incluso tenían sofás para recostarse.

Para atraer clientes, algunos propietarios de los "termopolium" (del griego "thermos" que significa caliente y "poleo" que significa "vender") adornaban sus mostradores con mármol o imágenes pintadas.

Los bares solían estar ubicados en las esquinas o en concurridas calles principales.

La que bordea el barrio de los teatros de Pompeya, por ejemplo, tenía al menos 13 locales, todos compitiendo por conseguir clientes.

Muchos tenían un mostrador de servicio que daba a la calle, lo que permitía atender a los clientes sobre la marcha.

Los estudios de los bares en Pompeya muestran que alrededor del 80% de ellos tenían instalaciones para cocinar.

A menudo estaban en el mostrador o en el umbral del lugar, para dejar salir el humo y, al tiempo, tentar a los transeúntes con el aroma de la comida.

"Si nos fijamos en escritores de élite de los siglos I y II como Horace, Martial o Juvenile, todos usan adjetivos similares para describir estos bares de barrio: 'grasientos, oscuros y lúgubres' y 'calientes y sucios'", indica Hollerman.

Y agrega que "probablemente había algo de verdad" en lo que reportaron.

Eso se debía a que, "según revela la mayor parte de nuestra evidencia, mucha de la comida caliente que se vendía era grasosa, derivados del cerdo, como salchichas, albóndigas y callos.

"Como puedes imaginar, al cocinarlos o calentarlos, llenarían de humo y grasa el lugar".

El filósofo y médico Galeano llegó hasta a afirmar que "se sabía que la carne humana sabía a cerdo porque a veces los posaderos la servían en lugar de cerdo, y nadie notaba la diferencia", relata la historiadora.

"No creo que eso sea necesariamente cierto, pero te dice algo sobre la reputación que tenían los posaderos".

Pan y vino

No todo era cerdo, sin embargo.

Análisis de restos fecales revelaron otros alimentos que se servían en los bares romanos, entre ellos aceitunas, nueces, frutas y cordero.

“Una dieta completa”, subraya Emmerson.

Los bares ciertamente tenían acceso a muchos productos frescos, y se utilizaban bodegas locales.

Para algunos artículos, hacían un esfuerzo adicional; por ejemplo, importaban granos de pimienta, una señal de que no era sólo cuestión de sustento, sino también de sabor.

Y, por supuesto, había pan y vino.

Eso es lo que consumió el cliente de Eroticus, ¿recuerdas?

El pan era un alimento básico de la dieta romana y gracias a las numerosas representaciones y restos carbonizados, sabemos mucho de él.

Aquí hay dos de muchas imágenes:



Un panadero y sus clientes en un mosaico recuperado de las ruinas de Pompeya. (Colección del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles).



Pan carbonizado, de la panadería de Modesto, Pompeya.

El pan era el principal plato alimenticio de los más pobres... pero también era popular entre los ricos.

Y, como nos dejó saber el chiste de Eroticus, solía comerse con acompañamientos.

La palabra latina utilizada en la inscripción es pulmentarium, que se puede traducir como salsa, condimentos o cualquier cosa que se come con pan.

Según la literatura antigua, el pulmentarium podía elaborarse con una amplia variedad de ingredientes, y ser dulce o salado.

Séneca señaló, por ejemplo: "Si tengo pan, uso higos como condimento", mientras que Plinio prefería manzanas y peras hervidas en vino.

También se podía acompañar con quesos, o sencillamente con sal, combinada con "adiciones fragantes".

Ahora, si lo que querías era una noche de copas y diversión, los frescos en los bares muestran escenas de personas jugando juegos de mesa, acusándose unos a otros de hacer trampa, y hasta de un propietario diciéndole a dos hombres: "Si quieren pelear, ¡se salen de aquí!".

Todo lo anterior, pasado con vino, por supuesto, casi siempre tinto.

Era mucho más fuerte que el que bebemos hoy, por lo que se diluía con agua, a veces demasiado para el gusto de algunos, como atestiguan grafitis quejándose.

Se servía frío o caliente, y a menudo se condimentaba con ingredientes como pimienta, miel o comino, o cualquier mezcla que reclamaran los clientes exigentes.

Analizando cuidadosamente todo en un bar hallado recientemente, cuenta Sophie Hay del Parque Arqueológico de Pompeya, se toparon con algo inusual.

"Encontramos los restos carbonizados de habas, con una tacita al lado. A primera vista, suena un poco a misterio, pero una vez desentrañado, supimos que le añadían habas al vino para mejora el sabor".

¿Y la carta de precios?

Pues los de la Taberna de Hedones de Pompeya quedaron congelados en un graffiti encontrado en la entrada:

“Hedone dice:

"Aquí una persona puede beber por un as.

"Si das dos, beberás mejor;

"Si das cuatro, beberás Falernian (un vino de culto de la época)'”.

Así de sencillo, ayer como hoy, recibes lo que pagas.


Frutas y nueces en un fresco de la Casa de Julia Felix, Pompeya.

Bueno, hasta aquí la simpática e interesante nota de BBC. Pero, no quisiera finalizar sin agregar otro video que les muestre la casa de un rico en Pompeya. La casa de los Vettii.

¡Disfrútenla!

https://www.youtube.com/watch?v=21APPghvhbE

 

Bien, me despedido, pero, no sin antes recordarles que: Si tienen un hijo, sobrino, nieto, o ustedes mismos a quien tienen que agasajar, qué mejor que regalarle mi libro de El Ajedrez de la B a la Q, Tomo I, que podrán encontrar en Mi Librería:

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Ahora si, queridos amigos, llegados a este punto, me despido con un sonoro:

¡Hasta la próxima!

 







domingo, 16 de junio de 2024

El tercer ojo

La pubertad en los varones generalmente se desarrolla entre los 9 y los 14 años. Durante ese período se producen cambios físicos y hormonales como el crecimiento de vello facial y corporal, el desarrollo de los genitales, el aumento de estatura y cambio en la voz, entre otros.

Así pues, con 11 primorosos añitos era yo un tierno e inocente púber cuando, movido por una insaciable curiosidad, leí un libro titulado 
El tercer ojo.

El libro se publicó en el Reino Unido en noviembre de 1956 y significó el primero de los grandes éxitos de ventas de Lobsang Rampa. En él explica sus experiencias mientras se criaba en un monasterio tibetano tras ser enviado al mismo a la edad de siete años. El título del libro está tomado de una operación en la cual el 
Ājñā cakra, en castellano: 'centro de mando', o tercer ojo, que es el sexto chakra primario​ ubicado en el entrecejo, es intervenido en la frente de Rampa mediante una sencilla operación, para potenciar sus capacidades de clarividencia y el poder de la visión del aura. El aura es una cualidad intangible y distintiva que rodea a un ser, ya sea una persona, un animal o incluso un monumento y que influye en cómo es percibido por los demás en el contexto social. Por ejemplo, luego de la dicha operación, sale con su lama guía y ve a un hombre envuelto en llamas; alarmado se vuelve hacia su tutor para que este le diga que hacer y el tutor le dice: No te asustes, lo que ves es el aura de un hombre poseído por la ira.

A lo largo del libro, Lobsang Rampa describe su educación como monje tibetano, detallando un viaje a las tierras altas (el mítico 
Shambhala), un avistamiento del legendario yeti, refiriendo, al final del libro, que encuentra un cuerpo momificado que se trata de él mismo en una encarnación anterior. También toma parte en una ceremonia de iniciación en la cual aprende que durante su temprana historia el planeta Tierra fue golpeado por otro planeta, causando que el Tíbet sea el reino montañoso que es hoy.

El manuscrito de El tercer ojo había sido rechazado por las principales editoriales británicas antes de ser aceptado por la editorial 
Secker and Warburg por un adelanto de 800 libras. Antes de la publicación, Frederic Warburg se encontró con el «doctor Carl Kuon Suo» (nombre por el que Lobsang Rampa cambió su nombre de pila en 1948), aparentemente ligado al autor del libro, y quedó intrigado por su personalidad. Warburg envió el manuscrito del libro sin publicar a cierto número de estudiosos, muchos de los cuales expresaron dudas acerca de su autenticidad. No obstante, el libro fue publicado en 1956 y pronto se convirtió en un éxito de ventas.

Ahora bien, si ustedes se preguntan que efecto causó la lectura de este libro en el púber Martín, les diré que no mucho. Se ve que, ya desde temprano tenía una marcada inclinación al racionalismo y lo tomé como una  interesante novela de ficción-aventura; como si hubiera sido de Emilio Salgari, por ejemplo.

Pero claro, lo que Lobsang Rampa escribió y declaró en sus primeros tres libros, 
El tercer ojo (1956), El médico de Lhasa (1959) y El cordón de plata (1960) (que, incidentalmente, fueron los tres que leí de él) lo convirtieron en un autor muy polémico. Como ya algo he adelantado, en ellos cuenta su presunta autobiografía, comenzando por su infancia; narra cómo fue educado para ser un monje-médico en el monasterio de Chakpori, alcanzando el título de Lama y posteriormente de Abad de su orden. El relato continúa describiendo su viaje a China antes de la invasión del Tíbet por el ejército popular de China en 1950. Relata que en China estudia medicina en la Universidad de Chunking, graduándose como médico cirujano. Aprende aviación por su cuenta y se tiene que desempeñar como oficial médico de guerra durante la invasión japonesa derivada de la Segunda Guerra Mundial. Es capturado, llevado a Japón, interrogado y torturado por las tropas japonesas. Finalmente, puede escapar durante el bombardeo atómico de Hiroshima. Relata que llega a Rusia, viajando hasta Moscú, donde es detenido por los rusos, internado en la Lubyanka, torturado y vuelto a interrogar. Por último, vuelve a escapar cuando es deportado, y viaja por Europa hasta llegar a Francia y Reino Unido, donde se embarca hacia Estados Unidos, entrando de manera ilegal. Finalmente marcha hasta Canadá.

¡Un verdadero guión cinematográfico que haría palidecer al mejor guionista de Hollywood!

Obviamente, esto sembró el terreno de dudas acerca de Rampa y aparecieron quienes querían saber si todo era verdad o no. Entre ellos, se hallaba el explorador y conocedor del Tibet, Heinrich Harrer, que contrató a un investigador privado de Liverpool, llamado Clifford Burgess, para investigar a nuestro hombre. Los hallazgos de la investigación de Burgess fueron publicados en el diario 
Daily Mail en febrero de 1958.

Resultó que el autor de 
El tercer ojo era Cyril Henry Hoskin, que había nacido en Plympton, Devon, en 1910 y era hijo de un fontanero. Hoskin nunca había estado en el Tíbet y no hablaba tibetano. En 1948, había cambiado legalmente su nombre al de Carl Kuon Suo antes de adoptar el nombre de Lobsang Rampa. Rampa fue rastreado por la prensa británica hasta Howth (Irlanda) y confrontado con el resultado de las pesquisas. ¡Pero, no vayan a pensar, queridos amigos, que lo tomaron de sorpresa!

El bueno de Lobsang no negó haber nacido como Cyril Hoskin pero, declaró que su cuerpo se hallaba ahora ocupado por el espíritu de Lobsang Rampa (!!!). Según él, se había caído de un abeto en su jardín en Thames Ditton, Surrey, mientras intentaba fotografiar un búho. Mientras permanecía inconsciente había visto un monje budista en su túnica azafrán que caminaba hacia él. El monje le habló acerca de Rampa y de tomar posesión de su cuerpo y Hoskin aceptó, diciendo que estaba insatisfecho con su vida.

¡Jajaja, no se puede negar la fértil y frondosa imaginación de Hoskin!

De modo que, finalmente, llegamos a que Tuesday Lobsang Rampa, o Martes Lobsang Rampa, es el seudónimo literario de Cyril Henry Hoskin (Plympton, Inglaterra, 8 de abril de 1910 – Calgary, Canadá, 25 de enero de 1981), autor de diecinueve libros sobre temas diversos como religión, ocultismo, el aura, la vida en el Tíbet o algunos fenómenos paranormales. En 1948 cambió su nombre legal a Carl Kuon Suo.

El nombre Tuesday (martes en inglés) está relacionado con la afirmación por la que los tibetanos de clase alta son nombrados de acuerdo al día en que nacieron.

Cyril Henry Hoskin

Los tres primeros libros, donde se cuentan todas estas aventuras, aparecieron en inglés. Tras el éxito de ventas se tradujeron al idioma español, editándose en varios países como España o Argentina.

Veamos los libros de la serie El tercer ojo

·
El tercer ojo (The Third Eye, 1956)

· El médico de Tíbet / El médico de Lhasa (
Doctor from Lhasa, 1959)

· El cordón de plata / Historia de Rampa (
The Rampa Story, 1960)

· La caverna de los antepasados (
The Cave of the Ancients, 1963)

· El manto amarillo / La túnica azafrán (
The Saffron Robe, 1966)

· El ermitaño (
The Hermit, 1971)

Y no vayan a creer, estimados amigos, que aquí acabó su carrera de escritor, no, no. Lobsang Rampa continuó escribiendo hasta una docena de libros que mezclan religión, clarividencia, fenómenos paranormales y ocultismo, aunque ninguno alcanzó el mismo éxito que El tercer ojo. En uno de los libros, Living With The Lama, declaró haber sido dictado telepáticamente por su mascota, la gata siamesa 
Fifi Greywhiskers.

¡Un poquito mucho! ¿No?

Enfrentado a los repetidos ataques de la prensa británica, que le llamaba farsante y charlatán, Hoskin se fue a vivir en primera instancia a Irlanda, luego a Montevideo (Uruguay) y finalmente, a fines de los años 1960, a Canadá. Él y su mujer, San Ra'ab, se convirtieron en ciudadanos canadienses en 1973.

Lobsang Rampa murió en Calgary el 25 de enero de 1981, a la edad de 70 años.

Bien, me despedido, pero, no sin antes recordarles que: Si tienen un hijo, sobrino, nieto, o ustedes mismos a quien tienen que agasajar, qué mejor que regalarle mi libro de El Ajedrez de la B a la Q, Tomo I, que podrán encontrar en Mi Librería:

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Ahora si, queridos amigos, llegados a este punto, me despido con un sonoro:

¡Hasta la próxima!



Conjeturas, hipótesis, teorías.

La especulación o conjetura, es una forma filosófica de pensar para ganar conocimiento yendo más allá de la experiencia o práctica tradicion...