Holanda, estimados amigos, o más bien Países
Bajos, siempre fue un bastión del libre pensamiento. Recordemos, por ejemplo,
que, cuando Giordano Bruno huye de la persecución del Tribunal de la Santa
Inquisición italiano, se va, precisamente, a la entonces Holanda con la
tranquilidad de que allí podrá expresarse libremente.
Y, como muestra moderna de dicho libre
pensamiento, tenemos la eutanasia, que Países Bajos aprobó el 1 de abril de
2002, constituyéndose en el primer país de mundo en autorizar esta práctica
médica. Bélgica siguió sus pasos rápidamente y, hace tres años, España se
convirtió en el sexto país del planeta en legalizarla.
Incidentalmente, recordemos que, la eutanasia es
la intervención médica deliberada para poner fin a la vida
de un paciente sin perspectiva de cura.
Cada año son más las personas que recurren a ella
en Países Bajos. La cifra sube año tras año y en 2021 llegó a 7.666 personas,
según cifras oficiales. La mayoría (90%) tiene más de 60 años y padece un
cáncer terminal u otro tipo de enfermedad.
Ahora
bien, los neerlandeses han agregado un nuevo matiz a la eutanasia que podemos
ejemplificar con el caso del exprimer ministro holandés, católico, Dries van
Agt, y su esposa Eugenie Krekelberg que murieron de
la mano mediante eutanasia conjunta. Ambos tenían 93 años. Eligieron morir mediante
lo que se conoce como “eutanasia en dúo”, una
tendencia creciente en los Países Bajos, donde en los últimos años a varias parejas se
les ha concedido su deseo de morir simultáneamente, generalmente mediante la
administración de una dosis letal.
Esta práctica va en aumento en el país. Y ahora la
ley holandesa incluye una evaluación detallada de cada caso individual para
garantizar que los cónyuges actúan voluntariamente y no existe ningún tipo de
influencia.
La noticia cayó por sorpresa en la sociedad
holandesa, principalmente porque van Agt era católico y político del CDA. Su
salud se estaba deteriorando y en 2019, tras sufrir un derrame cerebral,
ya dio pistas de su decisión: "La eutanasia es una opción si vivir y
sufrir se vuelven insoportables". La salud de su esposa, a la que siempre
se refirió como su "chica", también estaba empeorando. Y, aunque
ambos estaban muy enfermos "no podían vivir el uno sin el otro".
Y aquí quiero hacer un paréntesis para recordar
una anécdota de mi adolescencia. Mi madre, que era una católica practicante de
su religión, solía hacer encuestas en el barrio para ver el grado de compromiso
de la gente con el catolicismo. Ella relataba que, a la pregunta: ¿Ustedes son
católicos? La respuesta mayoritaria era: ¡Si, desde luego! ¡Aquí somos todos
católicos! Pero, al ahondar un poco más con: ¿Y van a misa todos los domingos?, abundaban las respuestas como: Bueno, no siempre porque…. Y aquí venía una retahila
de presuntas justificaciones de por qué no iban a misa todos los domingos a
pesar de ser una obligación, bajo pecado mortal, del catolicismo.
¿Y por qué, Martín, traés esa anécdota a colación?
Pues, porque el exministro van Agt presenta un
caso similar. Él se decía católico, por lo tanto, tenía prohibido, bajo pecado
mortal, atentar contra su vida y quitársela. Sin embargo, parece que eso no le
importó.
Conclusión: El hombre adecua la religión a sus gustos y
necesidades sin importarle lo que esta diga. Obviamente, no todo el mundo se
comporta así, pero muchos.
Pero, volvamos al tema: Los médicos aceptaron su
doble petición por considerar que cumplían los requisitos de la Ley de
Eutanasia del país. “Honestamente, siento que es algo hermoso que hayan vivido
su vida juntos y ahora que ambos estén gravemente enfermos sin posibilidad de mejorar,
que estén listos para partir y lo hagan juntos”, explicaba Maria
Carpiac, directora del programa de gerontología de la Universidad Estatal de
California.
Aunque las parejas representan aún un pequeño
porcentaje del total de las muertes por eutanasia (8.720 casos), Fransien van der Beek, que preside la fundación proeutanasia NVVE, afirma que muchas
personas están expresando este deseo cada vez más. De hecho, la eutanasia
en pareja llamó la atención de los políticos por primera vez cuando se
revisaron todos los casos en 2020, año en el que a 26 personas se les concedió
la eutanasia al mismo tiempo que a sus cónyuges. Las cifras aumentaron a 32 el año
siguiente y 58 en 2022.
Se concede el deseo de eutanasia a unas 1.000
personas al año en los Países Bajos y las solicitudes de muerte asistida de
cualquier pareja se someten a pruebas de requisitos estrictos
individualmente y no en conjunto
La Ley de Eutanasia holandesa es un modelo a
seguir en este tema al ser pionera en el mundo. Tanto la eutanasia y el
suicidio asistido son legales en los Países Bajos desde 2002 para seis
condiciones, incluido un sufrimiento insoportable, la falta de perspectivas de
alivio y un deseo independiente y prolongado de morir. La diferencia
entre ambas es que el suicidio asistido es cuando una persona se autoadministra
ella misma una dosis letal mientras un médico está presente, mientras que la
eutanasia es cuando un profesional médico es quien administra la dosis.
Aun así, sigue considerándose una práctica
excepcional, y no un derecho del paciente, y puede acarrear hasta 12 años de
cárcel de vulnerarse los requisitos legales. Para poder optar a la
eutanasia deben participar dos médicos y cumplir criterios detallados.
En caso de que sea una eutanasia en pareja, se deben realizar dos
solicitudes separadas, las cuales deben pasar por el mismo proceso. Ambos solicitantes
son entrevistados por separado, por lo que los expertos que evalúan la
solicitud pueden estar seguros de que la decisión es voluntaria.
Algunos estudios sugieren que las personas
mayores tienen un mayor riesgo de morir después de perder a su cónyuge,
especialmente en los primeros meses después de su muerte. Si bien la causa de
este fenómeno no está clara, algunas investigaciones señalan que hay
evidencias científicas de que quienes soportan un “duelo” tienen tasas más
altas de inflamación y un mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un
derrame cerebral, a menudo debido a cambios inducidos por el estrés en la
presión arterial, la frecuencia cardíaca y la coagulación sanguínea.
En España. por su parte, entró en vigor hace ya
más de tres años la Ley Orgánica 3/2021 de Regulación de la Eutanasia
(LORE), que establece el derecho a solicitar y recibir la ayuda necesaria para
morir, cumpliendo ciertos requisitos como sufrir una "enfermedad grave e
incurable" o "un padecimiento grave, crónico e imposibilitante".
Según datos de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), entre junio de
2021 y diciembre de 2022, 370 personas recurrieron a la eutanasia en
España, además de haberse registrado más de 1.000 solicitudes.
El informe también destaca una diferenciación
entre países a la hora en las causas a la hora de recurrir a la eutanasia.
Mientras que en Bélgica, Canadá o Países Bajos el 80% de pacientes que la
solicitan son enfermos terminales, en España son menos de la mitad. Según DMD,
aquí predomina la muerte asistida por enfermedades neurodegenerativas como
esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o esclerosis múltiple.
Así pues, Bélgica, Luxemburgo, Colombia y Canadá
siguieron el camino de Países Bajos. Y más recientemente, como queda dicho,
España y Nueva Zelanda han dado luz verde a la eutanasia y muerte asistida, lo
que incrementa el número de países que permiten ambos procedimientos a siete.
Sin embargo, en su misión por acabar con el
sufrimiento físico y psicológico de algunas personas por motivos clínicos o
trastornos mentales, Canadá quiere ir un paso más allá.
Estudia legalizar la muerte médicamente asistida para las personas con trastornos mentales, lo que incluye a las adictas a las drogas. Algo que no ha gustado a diversas organizaciones y activistas, que comparan la medida con la "eugenesia" (filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos como la esterilización forzada, por ejemplo).
La ley de asistencia médica para morir (MAID) entró
en vigor en Canadá en 2016. Esta norma establecía que las personas podrían ser
candidatas si tenían una "condición médica grave e irremediable",
como una enfermedad o discapacidad que hubiera causado en los pacientes un
estado avanzado de deterioro irreversible o sufrimiento físico y psicológico
duradero, excluyendo las enfermedades mentales.
Evidentemente, cualquiera que solicitara este
proceso debía pasar por dos evaluaciones realizadas por médicos
especialistas.
Ahora, el Gobierno ha hecho pública su intención
de extender la norma, ahora en marzo de 2024, para dar también acceso a
personas cuya única condición médica sea una enfermedad mental, que puede
incluir trastornos por uso de sustancias. Esto también incluye afecciones
relacionadas con la psiquiatría, como la depresión y los trastornos de la
personalidad.
Antes de dar luz verde a la medida, un comité
parlamentario especial sobre MAID se reunirá para examinar su
implementación. De momento, algunos de los criterios que se discuten son
requerir un evaluador que tenga experiencia en el tratamiento de trastornos por
uso de sustancias si esa es la motivación para la solicitud MAID y evaluar qué
tipo de tratamiento había recibido la persona y durante cuánto tiempo. Los
evaluadores también deberán poder distinguir si alguien tiene tendencias
suicidas o es realmente un deseo razonable de morir.
La asistencia médica para morir puede consistir en
Canadá en uno de dos métodos de asistencia médica para morir disponibles
en el país americano. El primero consiste en que un médico o enfermero
practicante administra directamente una sustancia que causa la muerte, como una
inyección de un medicamento. A esto se le llama asistencia médica para
morir administrada por un médico. El segundo consiste en que un médico o
enfermera proporciona o prescribe un medicamento que la persona toma ella misma
para provocar su propia muerte. A esto se le llama asistencia médica autoadministrada para
morir.
Por supuesto que el hecho de que se incluyan
en el futuro a las personas adictas a las drogas ha levantado una oleada de
críticas y se
está debatiendo en la conferencia de la Sociedad Canadiense de Medicina de
las Adicciones en Victoria, Columbia Británica. "No creo que sea
justo, y el gobierno no cree que sea justo, excluir a las personas de la
elegibilidad porque su trastorno médico o su sufrimiento está relacionado con
una enfermedad mental", explicaba el Dr. David Martell, médico líder de
Medicina de Adicciones de Nova Scotia Health, en este
artículo de Vice.
Sin embargo, algunas organizaciones de adictos y
activistas no ven con buenos ojos la iniciativa, ya que creen que otras medidas
de salud pública, incluido un mejor acceso a los sitios de prevención de sobredosis
o a fármacos opioides como la morfina o metadona, son más necesarias.
"Simplemente creo que MAID en el área de la salud mental y el uso de
sustancias tiene sus raíces en la eugenesia. Y hay personas que realmente están
luchando y que no reciben el tipo de apoyo y ayuda que necesitan", añadía Zoë
Dodd, defensora de la reducción de daños en el mismo artículo.
Indudablemente, un tema para discutir
profundamente. ¿No les parece?
Y si hasta aquí el tema no los ha impresionado,
escuchen esto: Un ¿filósofo? ha sacudido Japón por su "solución" al
envejecimiento: ¡Una eutanasia nacional de ancianos!
La frase "Seppuku en masa" era demasiado
negativa. Por eso el profesor Yusuke Narita, de la Universidad de Yale, dejó
de utilizarla para definir su propuesta para terminar con el envejecimiento
crónico de Japón. Aun así, su idea no deja de ser tan chocante como radical.
En la opinión de este profesor de economía, la
"única solución" para corregir el drama demográfico de Japón pasa
porque una buena parte, sino todos, de los ancianos del país cometan un
suicidio masivo.
Si, como lo leen, queridos amigos. Narita piensa
que hay que podar el árbol social cortando las ramas más viejas.
El problema de Japón es bien conocido. Los
datos oficiales no dejan lugar a dudas. La tasa de natalidad, de 1,3
nacimientos por mujer, es una de las más bajas del mundo. A esto se une una
baja mortalidad, lo que provoca que sea el país con la población más
envejecida, donde el 28% de la población tiene más de 65 años.
Hasta la fecha se habían propuesto todo tipo de
soluciones, desde una IA estatal para encontrar pareja hasta dar
ayudas de 2.000 euros, pasando por todo tipo de tecnologías. Sin embargo,
ninguna de estas soluciones parece haber cambiado la tendencia. Y aquí es donde
Narita cree que solo existe una solución efectiva.
En el canal de Youtube Abema, durante el
documental sobre el futuro de Japón, el profesor hace referencia a esta
práctica asociada al bushido, el código moral de los samurái, donde se aconseja
el seppuku como método para morir de manera honorable.
El Dr. Narita describía inicialmente su idea
basándose en una escena de 'Midsommar', película de folk-terror de 2019 donde
una secta sueca envía a uno de sus miembros ancianos a suicidarse saltando
desde un acantilado.
Esto derivó en una propuesta de eutanasia a nivel
nacional. Y no solo como algo optativo, sino que en palabras de Narita,
"aparecerá en la discusión [...] la posibilidad de que sea obligatoria en
el futuro".
¡Adolf Narita! Los paralelismos son tan claros
como preocupantes. Esta idea de "solución única" recuerda a aquello
de "solución final" de los nazis. El concepto de eugenesia
generalizada no es precisamente nuevo y ya hemos visto algunos ejemplos
como el de Suecia a principios del siglo XX. En Japón es un tema
recurrente, debatiéndose incluso en series tan populares como Shingeki no
Kyojin.
En una entrevista
con el New York Times,
Narita ha matizado algunas afirmaciones que dice que fueron sacadas de
contexto, pero sus declaraciones han tenido mucho impacto. ¿Dónde? Precisamente
en el target más preocupado sobre este problema: los jóvenes japoneses.
No ha sido el bagaje de este profesor el que ha
provocado el revuelo, sino haber enfocado el problema sin pelos en la lengua,
lo que ha generado una mayor viralidad. El propio Narita se define en su
biografía de Twitter como un provocador, aunque ha entendido la parte
negativa. “Debería haber sido más cuidadoso con sus posibles connotaciones
negativas. Después de un poco de autoreflexión, dejé de usar las palabras el
año pasado", explicaba Narita.
Realmente, queridos amigos: ¡El humano da para
todo!
Y ahora sí, para terminar, les recuerdo que mi libro de ajedrez El Ajedrez de la B a la Q, Tomo I, lo podrán encontrar en Mi Librería:
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Bueno, queridos amigos, llegados a este punto, me despido con un:
¡Hasta la próxima!
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