domingo, 23 de julio de 2023

El heraldo de la ciencia

Con esta nota, estimados amigos, inauguro una nueva sección titulada: El heraldo de la ciencia. Estará destinada a comentar las últimas novedades que surgen de la investigación científica y de la innovación tecnológica. Hoy en día estas dos se producen a diario y es por ello que he decidido dedicarles una nota periódica con mis comentarios al respecto.

Y para comenzar, quisiera hablarles de una noticia que ha circulado en los últimos días acerca de las nuevas, y aun en germen, terapias de rejuvenecimiento.

El envejecimiento se acepta como parte inevitable de la vida, pero tal vez deje de serlo en no mucho tiempo. Un nuevo estudio dirigido por científicos de la Escuela de Medicina de Harvard ha identificado cócteles químicos que pueden restaurar las células a un estado más juvenil, allanando el camino para tratamientos de reversión del envejecimiento que son más accesibles que la terapia génica.

Es decir, no solo tenemos una vía posible de tratamiento, la terapia génica, sino que, ahora tenemos otra: Un cóctel de sustancias químicas.

Veamos un poco de que se trata cada uno de ellos.

El genoma contiene todos los datos genéticos necesarios para crear un organismo, pero no es el cuadro completo. Nos encontramos, además del genoma, con el epigenoma, término que se deriva de la palabra griega epi, que significa literalmente “por encima”, ¿de qué cosa?, del genoma. El epigenoma se compone de compuestos químicos que modifican, o marcan, el genoma de manera que le dicen qué hacer (dentro de todo lo que se puede), dónde hacerlo y cuándo hacerlo. O sea, instruye a diferentes células para que expresen genes específicos del genoma, vitales para su función. Para decirlo de otra manera, el genoma es como un grueso manual de instrucciones que indican todo lo que se puede hacer, mientras que el epigenoma es quien le dice al genoma qué hacer, cuando y donde.

En 2006, un equipo de científicos japoneses descubrió moléculas llamadas factores de Yamanaka que reprograman el epigenoma para revertir las células adultas a un estado de células madre, es decir, a su estado inicial. Desde entonces, este trabajo, ganador del Premio Nobel, ha impulsado una oleada de investigaciones sobre las células madre y sobre tratamientos antienvejecimiento.

El equipo de la Facultad de Medicina de Harvard utilizó anteriormente la terapia génica para administrar factores de Yamanaka en ratones, lo que efectivamente “reinicia” el epigenoma y revierte los síntomas del envejecimiento. Sin embargo, la terapia génica puede ser costosa y difícil de administrar a los pacientes, por lo que en el nuevo estudio los investigadores buscaron una vía alternativa consistente en sustancias químicas que pudieran funcionar de la misma manera y de una forma mucho más accesible.

Establecieron sistemas de muestras de células expuestas a diferentes sustancias químicas y las monitorearon en busca de señales de proteínas específicas que indicaran la salud de las células, distinguiendo entre células jóvenes, viejas y senescentes (o inactivas). Al hacerlo, el equipo identificó seis cócteles químicos que parecían restaurar las células a estados más juveniles. Mejor aún, esta reversión del envejecimiento tuvo lugar en menos de una semana.

“Hasta hace poco, lo mejor que podíamos hacer era envejecer lentamente. Los nuevos descubrimientos sugieren que ahora podemos revertir el envejecimiento”, dijo David Sinclair, científico principal del estudio. "Este proceso requería anteriormente terapia génica, lo que limitaba su uso generalizado".

Los investigadores dicen que este tipo de tratamiento epigenético no solo podría revertir el envejecimiento, sino también prevenir o tratar enfermedades comunes como el cáncer, el Alzheimer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. ¡Menudo avance! ¿No?

Por supuesto, todavía hay mucho más trabajo por hacer. Las pruebas con animales deberán seguir, antes de que se puedan realizar eventuales ensayos en humanos. Pero, aun así, es intrigante que la salud deteriorada por el envejecimiento no sea tan inevitable como pensamos que es.

“Este nuevo descubrimiento ofrece el potencial de revertir el envejecimiento con una sola píldora, con aplicaciones que van desde mejorar la vista hasta tratar de manera efectiva numerosas enfermedades relacionadas con la edad”, dijo Sinclair.

La investigación fue publicada en la revista Aging.

Parece demasiado bueno para ser verdad, ¿No es cierto?

Sin embargo, aparece, refrendando el tema, la última publicación del genetista David Sinclair.


El científico lidera un laboratorio en la Universidad de Harvard donde estudia las causas del envejecimiento

“Demostramos que es posible la reversión de la edad con cócteles químicos”. Así anunció el experto genetista y especialista en envejecimiento de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, David Sinclair, el último hallazgo del que fue autor junto con su equipo.

Según publicó, junto a un equipo de investigadores en la revista Aging, fueron identificados “seis cócteles químicos” que, en menos de una semana y sin comprometer la identidad celular, restauran un perfil juvenil de todo el genoma.

“Anteriormente demostramos que la reversión de la edad es posible mediante la terapia génica para activar los genes embrionarios —publicó el genetista en su cuenta de Twitter—. Ahora demostramos que es posible con cócteles químicos, un paso hacia el rejuvenecimiento asequible de todo el cuerpo”.

Es que Sinclair, sobre la base de un fenómeno conocido como “envejecimiento inverso” ya había asegurado que era posible combatir el deterioro del organismo y las enfermedades relacionadas con la edad. Ahora, comprobó que “el rejuvenecimiento por reversión de la edad se puede lograr, no sólo por medios genéticos, sino también químicos”.



Sinclair ya había demostrado que las células senescentes "no son del todo malas" y su rol sería clave en la medicina antienvejecimiento (Getty)

“La senescencia celular es un estado de detención permanente del ciclo celular que facilita la reparación de heridas, la remodelación de tejidos y la prevención del cáncer al detener la proliferación en células envejecidas y dañadas”, explicaron los investigadores en la publicación.

Las células senescentes son aquellas que, en respuesta al estrés celular, dejaron de dividirse permanentemente, pero no han muerto. A medida que los organismos envejecen, aumenta el número de células senescentes en el cuerpo. Esta acumulación se considera actualmente una de las características del envejecimiento y se ha relacionado con una variedad de enfermedades, incluido el cáncer.

Así, “la senescencia se asocia con alteraciones en la morfología celular, la arquitectura de la cromatina y la liberación de factores inflamatorios en un proceso denominado fenotipo secretor asociado a la senescencia (SASP)”, ahondaron los autores del trabajo.

Y tras asegurar que en este estudio desarrollaron y utilizaron nuevos métodos de detección para distinguir fácilmente entre células jóvenes, viejas y senescentes, Sinclair y su equipo destacaron: “Identificamos una variedad de nuevos cócteles químicos capaces de rejuvenecer las células y revertir la edad. Por lo tanto, es posible revertir aspectos del envejecimiento sin borrar la identidad celular utilizando medios químicos en lugar de genéticos”.

“Hasta hace poco, lo mejor que podíamos hacer era retrasar el envejecimiento. Nuevos descubrimientos sugieren que ahora podemos revertirlo”, remarcó Sinclair.

“Este nuevo descubrimiento ofrece el potencial de revertir el envejecimiento con una simple pastilla, con aplicaciones que van desde mejorar la vista hasta tratar de manera efectiva numerosas enfermedades relacionadas con la edad”, dijo Sinclair en un comunicado de prensa.

Pero, aunque los investigadores dijeron que la nueva técnica desarrollada es prometedora, es demasiado pronto para saltar a esas conclusiones, según otros expertos.

La controversia desatada por el estudio no es por el hallazgo en sí, sino por la afirmación que asegura haber encontrado una especie de “elixir antienvejecimiento” cuando, en realidad, aún no se probaron los cócteles de drogas en modelos animales.

“Este es un informe preliminar de un nuevo método de detección en una línea celular que utiliza medidas indirectas del estado epigenético. Aquí no hay evidencia de reprogramación en un tejido, órgano o animal completo”, concluyó al respecto el biogerontólogo Matt Kaeberlein, quien dirige un laboratorio en el Centro Médico de la Universidad de Washington.

Así es, estimados amigos, claramente este hallazgo no está todavía accesible para un tratamiento en humanos, pero con la velocidad con la que avanza la ciencia hoy en día, no me extrañaría que lo estuviera en cuatro o cinco años.

Para un joven que siga este tratamiento a partir de sus 35 años, por ejemplo, será algo normal y sin historia ser joven for ever. Pero, para alguien que conoció la vejez, volver a los 35 años será, claramente, maravilloso.

Mientras tanto, queridos amigos, ¡habrá que tratar de no morir!

¡Hasta la próxima!


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