En notas anteriores, ya he llamado como profetas del moderno Testamento a personas que se adelantaron a su tiempo para informarnos de los posibles futuros que nos aguardaban. Uno de ellos es, para mí, George Orwell y su testamento fue su novela 1984.
Se trata de una novela que plantea un futuro distópico y cuya trama ocurre en Oceanía, un país dominado por un gobierno totalitario que mantiene en constante vigilancia a sus ciudadanos e, incluso, insiste en espiar sus pensamientos para mantener el orden (más tarde se verá a qué viene la cursiva).
La novela es una de las obras más icónicas del siglo XX por su denuncia de prácticas establecidas por gobiernos como los de Franco y Stalin, las cuales han sido adoptadas por muchos dictadores a lo largo de la historia.
Recordemos, brevemente, cuál es la trama de la novela.
El mundo futurista de 1984 (recordemos que la novela fue escrita en 1947/48) está dividido en tres superpotencias que viven en permanente estado de guerra: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. Oceanía, conformada por las regiones angloparlantes, está regida por el Partido, un grupo oligarca. Este a su vez se divide en el Partido Interior, el cual gobierna y está conformado por el 2% de la población, y el Partido Exterior, conformado por el 13% de la población y encargado de ejecutar las órdenes. El 85% que conforma el resto de la población corresponde al proletariado, quienes son ignorados porque el Partido considera que no tienen la capacidad intelectual necesaria para organizar una rebelión.
El Partido mantiene a los ciudadanos bajo vigilancia perpetua, arrestando y haciendo desaparecer a quienes demuestren alguna inconformidad. A la cabeza del Partido se encuentra la figura del Gran Hermano, cuya cara está en carteles y monedas. Todos los ciudadanos están obligados a amar y ofrecer su lealtad incondicional al Gran Hermano.
El protagonista de la novela es Winston Smith, un miembro del Partido Exterior que trabaja para el Ministerio de la Verdad, reescribiendo artículos para que cumplan con la ideología y la imagen que vende el Partido. Perturbado por su trabajo, Winston escribe un diario dirigido a O´Brien, uno de los miembros del Partido Interior, debido a que Winston sospecha que O´Brian pertenece a una organización secreta de rebeldes conocida como la Hermandad.
Un día Winston conoce a Julia, una joven que le envía una nota que dice: "Te quiero". En Oceanía las relaciones y el deseo sexual están prohibidos, incluso para parejas casadas. A pesar de esto, Winston decide iniciar una aventura clandestina con Julia. La pareja se encuentra en el segundo piso de la tienda del señor Charrington, el propietario de una tienda de objetos usados, quien parece ser un aliado de la Hermandad.
Un día la pareja es arrestada en la tienda del señor Charrington en posesión del libro escrito por Emmanuel Goldstein, un líder traidor del Partido. Winston y Julia son torturados por O'Brien en el Ministerio del Amor. Se les realiza un lavado de cerebro en el que pierden su individualidad, respeto y deseo sexual. Al final, Winston aprende a ser leal al Partido y a amar al Gran Hermano.
Pues bien, decía más atrás que, en la novela, el gobierno insiste en espiar sus pensamientos (los de los ciudadanos) para mantener el orden. Y ahora el por qué de la cursiva y el porqué de titularlo profeta a Orwell:
De acuerdo a la
información del Times, el gobierno de China habría
desarrollado una inteligencia artificial capaz de "leer las
mentes" de los miembros del Partido Comunista. Aunque parezca de
película, los altos mandos chinos quieren saber qué tan "receptivos"
son sus miembros a la "educación del pensamiento".
El citado medio
comenta, además, que la tecnología capaz de hacer esto habría sido
revelada por China en un artículo publicado el 1 de julio. No obstante,
parece que los documentos fueron eliminados poco tiempo después. Eso sí,
el Times tuvo el tiempo suficiente para documentarse al
respecto, y todo apunta a una maravilla distópica de la ciencia ficción.
Según el Centro
Nacional de Ciencia Integral de Hefei, esta IA se apoyaría en la
lectura de ondas cerebrales, en conjunto con las expresiones faciales del
sujeto. Así, el gobierno de China planea determinar qué tan receptivos son los
miembros de su partido a lo que han denominado como "educación del
pensamiento".
Pero, ¿qué es
exactamente lo que buscan demostrar los chinos con esta IA? Según comenta el
artículo publicado por el Centro Nacional de Ciencia Integral de Hefei,
esta tecnología busca "juzgar cómo los miembros del partido han aceptado
la educación política y del pensamiento". Sin embargo, esto no es todo.
También planea "proveer con datos reales para que la educación política
y del pensamiento pueda ser mejorada".
El objetivo último de
esta IA es reforzar "la confianza y la determinación" de los miembros
del Partido Comunista, "para estar agradecidos al partido, escuchar al
partido y seguir al partido". ¡Una premisa que no resulta para nada
espeluznante, en absoluto...!
Hasta ahora, parece
que Hefei ha logrado involucrar a 43 miembros del Partido Comunista en
esta tecnología. En la publicación original incluso se registró la existencia
de un vídeo donde podemos ver a varios miembros del partido poniéndose a
prueba. Cada uno de ellos entra a una especie de quiosco, donde se sientan
frente a una pantalla y miran artículos que promocionan la política y los
logros del partido.
Por supuesto, hasta
ahora no ha sido posible determinar si esta IA que permite la lectura de ondas
cerebrales se encuentra situada dentro de este quiosco. El artículo tampoco
detalla exactamente cómo haría China para desplegar la herramienta a
nivel nacional. Y es que el plan es poder controlar también el compromiso
de los otros millones de miembros del Partido Comunista. Algo que nos recuerda su tecnología de reconocimiento facial implantada
en todo el país.
No es la primera vez
que China prueba con tecnologías de "lectura mental". En 2018,
el South China Morning Post confirmaba que la lectura de ondas
cerebrales estaba siendo puesta a prueba en los trabajadores de fábricas de
Hangzhou. En aquella ocasión, la IA estaba siendo usada para detectar
las emociones de los trabajadores. Así, podían registrar picos emocionales,
depresión, ansiedad o rabia.
Por supuesto, creo innecesario
comentar sobre lo terrible que resulta esta tecnología. Si la premisa ya genera
bastante mala espina, ¿qué sucedería con las personas que no cumplan
con las cuotas de "confianza y determinación" del Partido Comunista? ¿Acaso
ya no podrán cuestionar ni siquiera mentalmente las decisiones de sus altos
mandos sin enfrentarse a un posible destierro? No lo sabemos con seguridad,
pero lo cierto es que no pinta nada bien.
Como puede verse,
estimados amigos, más de medio siglo atrás, cuando la computación estaba en
absolutos pañales, Orwell, el profeta Orwell, fue capaz de visionar el futuro
con una precisión que asombra.
Ahora bien, no nos
precipitemos a sacar conclusiones. Analicemos la realidad. Para ello,
remontémonos a las Edades Antigua, Media y Moderna. Veremos en ellas que las sociedades
se componían de:
1. La
nobleza, de donde surgían los conductores de las dichas sociedades.
2. La
aristocracia, que proveía de marco a la nobleza y, ocasionalmente, accedía a
ella por medio de casamientos, por ejemplo.
3. La
milicia y el clero, que eran una especie de aristocracia, pero con fines
específicos y
4. El
pueblo, que consistía en la gente común, encargada del trabajo de la tierra y
del comercio. El proletariado de 1984.
Lo importante a notar
es que el pueblo no tenía ni voz ni voto en los destinos de dichas sociedades.
Sin embargo, a partir de la Revolución Francesa, el pueblo comenzó a adquirir
más y más protagonismo y llegamos al día de hoy en que no hay tema ni área de
gobierno en la cual el pueblo no crea que se le debe preguntar qué hacer. Esto
genera mucho “ruido” pues todo el mundo opina sobre cualquier cosa sepa o no
sepa al respecto. No es extraño entonces, que surja, en los gobernantes, la
idea de adoctrinar al pueblo y mantenerlo bajo vigilancia para que no se desvíe
de lo que dicho gobierno considera que debe ser su función.
Indudablemente, con un
sistema como el implementado por China se obtiene una sociedad ordenada, pero,
claro, el precio que se paga en libertades individuales es alto.
Pero, no se crea que
esto de los chinos es nuevo, escúchese sino este discurso de Perón sobre el
adoctrinamiento de los empleados públicos:
https://www.youtube.com/watch?v=bBmfenMxcMU
Después de escuchar
esto, no cabe duda de que, si Perón hubiera contado con la tecnología
informática con la que cuentan hoy los chinos, hubiera empleado el mismo método
orwelliano de adoctrinamiento.
Ahora bien, ¿Existe
otro método para ordenar la sociedad?
Si existe. ¡Helo aquí!
https://www.youtube.com/watch?v=k47H9PihSSs
Y este video me hace
recordar la tremendamente sabia frase de ese otro padre de la Patria que fuera
Juan Bautista Alberdi, que nos dijo: …pero recordad que la paz y el orden
solo vienen por el camino de la Constitución y las leyes.
Se ve que en Singapur
han leído a Alberdi con más atención que nosotros…
Bien, antes de
finalizar esta nota, quiero aplaudir, una vez más al profeta George Orwell que,
con su aguda visión, nos previno de estos peligros hace más de medio siglo.
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