domingo, 27 de febrero de 2022

Dimensión Desconocida

 

No todos ustedes saben, queridos amigos, que, además de este blog, edito un boletín digital mensual con novedades que se hayan producido en el campo de la ciencia y de la tecnología. Busco las dichas novedades en fuentes confiables, aclarando cuáles son. El último día de cada mes lo reparto entre varios de ustedes. Si alguno de los que no lo recibe, lo desea, simplemente me manda su email y se lo enviaré sin cargo.

Pues bien, en el último boletín, disponible a partir de hoy lunes 28/02, aparece la siguiente nota que disparó, inmediatamente, mi mente de escritor de cuentos, además de conectarse con notas anteriores de este blog. Veamos:

Elon Musk comienza los ensayos para implantar un chip en el cerebro que permita guardar y reproducir recuerdos

Uno de los proyectos más ambiciosos en los que está envuelto Elon Musk es Neuralink, una tecnología que permitiría crear interfaces cerebro computadora para conectar el cerebro humano a cualquier dispositivo tecnológico.

Si bien esto tiene mucho de Black Mirror, lo cierto es que pretenden enfocarlo a distintas cuestiones médicas como ayudar con la ceguera, la pérdida auditiva y la parálisis, pero en ciertos casos los chips también podrían ayudarnos a difuminar mucho más la distancia que existe entre nuestro cerebro y cualquier otro dispositivo tecnológico como el teléfono móvil.

Si bien en los últimos meses los chips de Neuralink se han estado probando en seres vivos como monos permitiéndolos, entre otras cosas, jugar al Pong con su mente, ahora quieren ir más lejos.

Para ello están ya buscando candidatos humanos para probar esta nueva tecnología, y es que en Neuralink quieren contratar a un director de ensayos clínicos, afirman desde Thegamer.

“Como director de ensayos clínicos, trabajará en estrecha colaboración con algunos de los médicos más innovadores y los mejores ingenieros, además de trabajar con los primeros participantes de ensayos clínicos de Neuralink”, señala esta oferta de empleo.

Añade que “dirigirá y ayudará a construir el equipo responsable de permitir las actividades de investigación clínica de Neuralink y desarrollará las interacciones regulatorias que vienen con un entorno acelerado y en constante evolución”.

Originalmente, Musk señaló que “con Neuralink tenemos la oportunidad de restaurar la funcionalidad de todo el cuerpo de alguien que tenga una lesión en la médula espinal. Neuralink está funcionando bien en los monos, y en realidad estamos haciendo muchas pruebas y confirmando que es muy seguro y confiable, y que el dispositivo se puede quitar de manera segura”.

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Está claro que la nota nos recuerda lo que hemos hablado en estas páginas, acerca de que el futuro nos verá convertidos en cyborgs. Sin embargo, como he dicho, mi mente de escritor de cuentos imaginó otro futuro (digno de la serie Dimensión Desconocida), que deseo compartir con ustedes.

Imaginemos por un momento que nos hallamos en el año 2084 (¡Un siglo después del libro de Orwell!) y que el hombre ya ha logrado implantar chips en el cerebro humano que, como dice el título de la nota, permiten guardar y reproducir recuerdos. El logro fue saludado como un gran avance de la humanidad y sus grandes utilidades (que reseña la nota) llenaron de entusiasmo a todo el mundo.

Tanto así fue, que a nadie sorprendió que se diera el siguiente paso que consistió en conectar los chips a una mega computadora central (¿el Gran Hermano quizás?) y se tuviera acceso al interior de la mente de todos los “conectados”. Así, se dijo, se podrá acceder al interior de la mente de un acusado de robo o asesinato y verificar si es culpable o no. Obviamente, “solo” se usaría en estos casos. Esto también fue saludado como un gran avance.

Solo cuando la gente comenzó a darse cuenta de que sus más íntimos pensamientos podían ser escrutados por el Gran Hermano, comenzó a desconfiar del sistema.

¡Pero ya era tarde!

Los amos del mundo habían pergeñado un nuevo plan: Se iba a construir un super cerebro donde cada “neurona” del mismo sería el cerebro de un “conectado”. Claro, para ello había que anular la personalidad de cada uno de ellos y transformarlo así en un cerebro ya no gobernado por el “conectado”, sino por el Gran Hermano. Se habló de que sería solo por un tiempo que se prestaría ese servicio y luego se volvería a la normalidad, además de que sería muy bien recompensado. Desde luego, el super cerebro sería de una potencia inimaginable y, claramente, la única causa de desconexión sería la muerte biológica.

Los “conectados” serían seleccionados entre las clases bajas pues, se dijo, así podrían prestar un servicio valioso a la sociedad que no podrían de otro modo.

El problema crítico fue que el super cerebro no tenía límites en la cantidad de “conectados”. Mientras más hubiere, más potente sería. Es más, tan potente se volvió en un momento, que comenzó a manejarse por su cuenta dirigiendo el accionar de los “conectados”, pretendiendo enrolar a todos los humanos como “neuronas”.

Esto desencadenó una guerra de resultado incierto, en la que todavía se encuentra inmersa la humanidad en el 2092…



¿Qué no es posible?

¡Todo es posible en el reinado de la mente!

¡Todo es posible en la: Dimensión Desconocida!





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