domingo, 24 de octubre de 2021

¿Nos encaminamos hacia un mundo distópico? Nota 2

 

La nota anterior dijimos que conoceríamos a los profetas que nos han advertido de los futuros distópicos y las obras en que lo hicieron. Sin duda, uno de los más conocidos de todos ellos es:

George Orwell


Orwell, cuyo verdadero nombre era Eric Blair, fue un ciudadano británico nacido en la India, en 1903, época en que esta pertenecía al Imperio Británico, y fallecido en Londres, en 1950. Estudió en el conocido Eton College y formó parte de la Policía Imperial Inglesa en Asia, lo que lo motivó a escribir Días en Birmania, en 1934. También vivió varios años en París y en Londres, donde tuvo una vida difícil por la escasez de recursos que sufrió.
George Orwell

En general, toda su obra refleja sus posiciones políticas y morales, subrayando la lucha del hombre contra las reglas sociales establecidas por el poder político. Sus títulos más populares son Rebelión en la granja (1945) y 1984 (1949), ficciones en las cuales describió un nuevo tipo de sociedad controlada totalitariamente por métodos burocráticos y políticos. Ambas son excelentes ejemplos en el género de la ciencia ficción distópica del siglo XX.

Justamente, 1984 es la obra que nos lleva a catalogar a Orwell en la categoría de profeta. Como queda dicho, se trata de una novela de distopía cuya trama ocurre en Oceanía, que es un país regido por un gobierno totalitario que mantiene una vigilancia permanente sobre sus ciudadanos llegando, inclusive, a espiar sus pensamientos con el supuesto fin de mantener el orden.

Más allá de teorizar sobre la distopía, la novela es también una denuncia de las prácticas ejercidas por gobiernos como los de Franco y Stalin, las cuales han sido adoptadas por muchos dictadores a lo largo de la historia, antes de estos dos y después de ellos.

Resumen de 1984

En el mundo futurista de 1984 tres superpotencias se encuentran en guerra: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. La anglófila Oceanía está regida por el Partido. Este, a su vez, se divide en el Partido Interior, encargado de gobernar y constituido por el 2% de la población, y el Partido Exterior, conformado por el 13% de la población y encargado de ejecutar las órdenes. El 85% restante de la población es el proletariado, el cual no es tenido en cuenta porque el Partido considera que no tienen la capacidad intelectual necesaria para organizar una rebelión.

Los ciudadanos se encuentran permanentemente vigilados por el Partido y los que se manifiestan disconformes son arrestados y desaparecidos. El líder del Partido es el Gran Hermano, cuyo rostro aparece por todos lados, en carteles y monedas, junto con la frase: "El Gran Hermano te vigila". Los ciudadanos, por su parte, están obligados a amar al Gran Hermano y a serle totalmente fieles y leales.

El protagonista de la novela es un miembro del Partido Exterior, Winston Smith, que trabaja para el Ministerio de la Verdad reescribiendo artículos de modo que se adapten a la ideología y a la imagen que le conviene al Partido. Dado que alberga resquemores y dudas, Winston escribe un diario dirigido a O´Brien, uno de los miembros del Partido Interior, creyendo que pertenece a una organización secreta de rebeldes conocida como la Hermandad.

Y un día Winston conoce a Julia, quien le envía una nota que dice: "Te quiero". En Oceanía las relaciones y el deseo sexual están prohibidos, incluso para parejas casadas. A pesar de esto, Winston decide iniciar una aventura clandestina con Julia. La pareja se encuentra en el segundo piso de la tienda del señor Charrington, el propietario de una tienda de objetos usados, quien parece ser un aliado de la Hermandad.

Un día la pareja es arrestada en la tienda del señor Charrington en posesión del libro escrito por Emmanuel Goldstein, un líder traidor al Partido. Winston y Julia son torturados por O'Brien en el Ministerio del Amor. Se les realiza un lavado de cerebro en el que pierden su individualidad, respeto y deseo sexual. Al final, Winston aprende a ser leal al Partido y a amar al Gran Hermano.

Ahora bien, hablamos de “ministerios”.

¿Qué son los ministerios?

Se trata de las herramientas usadas por el partido para tener totalmente bajo control a la población. Ya hemos mencionado algunos, veamos su totalidad:

El Ministerio del Amor (Miniluv en neolengua (neolengua es la lengua oficial del partido), la versión castellana lo traduce como Minimor) se ocupa de administrar los castigos, la tortura y de reeducar a los miembros rebeldes del Partido, inculcando un amor férreo por el Gran Hermano y por las ideologías del Partido.

El Ministerio de la Paz (Minipax) se encarga de asuntos relacionados con la guerra y se esfuerza para lograr que la contienda sea permanente. Si hay guerra con otros países se logra distraer a la población de los problemas propios y, entonces, el país está en paz consigo mismo. (Hay menos revueltas sociales cuando el odio y el miedo se pueden enfocar hacia fuera, como señala la psicología social). Así pues, el objetivo de este ministerio es mantener el estado de guerra.

El Ministerio de la Abundancia (Miniplenty o Minidancia) encargado de la economía planificada y de conseguir que la gente viva siempre al borde de la subsistencia mediante un duro racionamiento.

El Ministerio de la Verdad (Minitrue o Miniver) se dedica a manipular o destruir los documentos históricos de todo tipo (incluyendo fotografías, libros y periódicos), para conseguir que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia, mantenida por el Estado.

Por último, tenemos Ingsoc:

¿Qué es Ingsoc?

Ingsoc es el nombre del Partido en neolengua. Significa socialismo inglés y representa la ideología oficial del Partido.

Contexto histórico:

1984 se publicó en 1949 en una época marcada por regímenes totalitarios. Entre ellos, se encontraban:

· La Alemania Nazi bajo la dictadura de Hitler de 1933 a 1945.

· La dictadura fascista de Francisco Franco en España de 1936 a 1975.

· La dictadura comunista de Stalin en Rusia de 1922 a 1952.

· La dictadura fascista de Benito Mussolini en Italia de 1922 a 1943.

· La dictadura de Salazar en Portugal de 1932 a 1968.

· La dictadura fascista de Perón en Argentina de 1946 a 1955.

La obra de Orwell pretende advertir sobre los peligros de este tipo de gobiernos. Y, detalle no menor, 1984 está centrada en Londres, con lo cual, Orwell quería demostrar que los gobiernos totalitarios son una mala hierba que puede crecer en cualquier lugar toda vez que el pueblo no luche desde el comienzo contra de ellos.

Características de los regímenes totalitarios

El totalitarismo es una forma de gobierno en la que el régimen busca controlar todos los aspectos de la sociedad, incluyendo la vida pública y privada de sus ciudadanos. Sus características más importantes son:

· El poder se rige por un solo partido político.

· Tienen el control absoluto de las fuerzas militares.

· Tienen el control total de todos los medios de comunicación (periódicos, propagandas, etc.).

· Aterrorizan la sociedad por medio de la fuerza policiaca.

· Tienen el control de la economía.

CONCLUSIONES

Hasta aquí pues, el profeta George Orwell y su obra 1984. Ahora bien, es interesante plantearse cuán cerca está de la realidad lo vaticinado por él en dicha obra. Y, al hacerlo, vemos que hay una serie de factores que coinciden en favorecer la aparición de los tales regímenes totalitarios. Veamos:

1.- Una demografía explosiva que ha llevado la población mundial a cerca de 8.000.000.000 de humanos. Y lo peor es que la mayoría de ellos (recordemos el 85% que dice Orwell) se desentiende de sus obligaciones políticas, es decir de la participación en la acción de gobierno, ya sea desde puestos jerárquicos o desde el llano, y solo se dedica a su bienestar personal, en detrimento del bien común. Esto genera mucho “ruido” y torna muy difícil poder gobernar. Es así que surge la natural tendencia a establecer regímenes totalitarios que obliguen, por la fuerza, a cumplir los objetivos fijados por el sistema y encaminen a la población a un ordenado transitar por la vida. Y esto hasta en los más mínimos detalles como, por ejemplo, a que todos los habitantes usen la misma vestimenta, como ocurrió en China con el “traje Mao”.

Orwell nos advierte, también, que a los sistemas totalitarios no les interesa favorecer una educación de excelencia para toda la población porque sería formar futuros críticos del sistema. Por el contrario, se favorece que el mentado 85% tenga una educación mediocre que solo le sirva para desenvolverse en la vida diaria y que no represente ningún riesgo para la continuidad del gobierno. No se favorece el mérito, sino la mediocridad. La educación de excelencia solo se brindará a los destinados a alimentar la clase dirigente.

Otra cosa que se debe elaborar es el “relato”, es decir, el ingsoc que debe creer el 85%.

2.- Un segundo factor que favorece los sistemas totalitarios es la cada vez mayor facilidad de controlar a las personas. Como vimos en el cuento de Casciari de la nota anterior, el acabado conocimiento de lo que una persona piensa, desea, odia, etc. es un importante paso para poder dominarla. Y como para muestra basta un botón, veamos esta reciente noticia que permitirá el conocimiento de marras:

Facebook desarrolla un sistema de inteligencia artificial que puede ver, escuchar y recordar todo lo que hace el usuario.

A partir de aplicaciones como esta, cualquier persona se transforma en una Mirella o en una rubia del departamento de ventas (Ver nota anterior). Para quien quiera leer el artículo, aquí va la dirección electrónica del mismo: https://actualidad.rt.com/actualidad/407539-facebook-desarrollar-sistema-ver-escuchar-recordar-usuario

3.- Y un tercer factor contribuye, hoy en día, a la aparición de sistemas totalitarios: La robótica. ¿Por qué? Porque la robótica alimentará el 13% encargado de ejecutar órdenes con una fidelidad ciega, impropia de los humanos. A modo de ejemplo, veamos lo que ocurre hoy en Singapur:
https://www.xataka.com/robotica-e-ia/singapur-utiliza-robots-patrulla-vision-nocturna-camaras-360o-para-vigilar-que-no-se-formen-grupos-cinco-personas

Interesante, ¿Verdad? Y preocupante, al mismo tiempo.

La conclusión es que, si los pueblos no participan activamente en la acción política de los gobiernos, se favorece la aparición de sistemas totalitarios que, para peor, serán cada vez más poderosos.

Ahondaremos el tema en las próximas notas.

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