lunes, 30 de agosto de 2021

Boletín de novedades en la ciencia y en la tecnología - 140

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Robots conscientes: ¿El próximo paso de la evolución? Parte 1 de 2

Por Martín Nieva. 

 Estamos viviendo una época en la que, por primera vez en la historia del hombre, una nueva inteligencia, que amenaza superar la del homo predator[1], está haciendo su aparición sobre la faz del planeta. La hemos llamado Inteligencia Artificial (IA), para distinguirla de la nuestra que catalogamos de natural, dado que ha sido esculpida por la Madre Naturaleza.

Ahora bien, a medida que se desarrolla, esta IA está comenzando a plantear serios interrogantes acerca de cómo y cuál va a ser nuestro futuro cuando tengamos que convivir con seres inteligentes no biológicos. De hecho, hoy en día (2021), la IA ocupa un lugar importante en nuestras vidas y hay, por ejemplo, fábricas completamente automatizadas donde todo es manejado por maquinaria robot provista de IA. Pero, comencemos por el principio.

Los hechos

Consideremos la, así llamada, Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial. O sea, el proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en Gran Bretaña, que se extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona y que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico hasta ese momento, que vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.

Por primera vez en la Historia, desde el comienzo de la Revolución industrial hasta finales del siglo XIX se introdujo la máquina en el proceso productivo, provocando la industrialización en la que muchos obreros se vieron obligados a trabajar en las industrias, pero con unos salarios muy bajos y unas condiciones precarias. Había que aceptar estas condiciones porque la amenaza de tornarse inútil y descartable pendía sobre sus cabezas. Las desigualdades sociales se tornaron más acusadas y en las clases bajas comenzó a crecer el descontento.

Esto llevaría, a comienzos del siglo XX, a una irritación permanente en el tejido social que se manifestó en revueltas y revoluciones como, por ejemplo, la Revolución Rusa de 1917 que, bajo el lema de lema “Paz, pan y tierra” y “todo el poder para los soviets”, produjo cambios de profundo impacto en el mundo entero.

Desde luego que, un fenómeno complejo como una revolución suele ser multicausal, pero el desempleo producto de la Revolución Industrial fue, sin duda, una de ellas.

Y esto viene a cuento porque en el siglo XXI aparece una nueva Revolución Industrial: La Inteligencia Artificial, unida a la Robótica, nos pone, nuevamente, en la situación de que el humano es reemplazado por la máquina… ¡Y a paso veloz!

A modo de ejemplo, podemos considerar una reciente encuesta de eMarketer/Insider Intelligence a más de 1400 profesionales del marketing que mostró que los expertos consideran prioritaria la tecnología implementada en los robots que se encargan de la atención de personas.

Concretamente la consigna era: ¿Cuál de las 15 tecnologías listadas a continuación, es la que más utilizarás para lograr avances? Como respuesta, la gestión de contenidos lideró con el 45%. No resulta llamativo que la columna vertebral de la experiencia digital figure en el primer puesto ni que el correo electrónico, el CRM y la automatización del marketing quedaran a continuación. Lo que sí sorprende del reporte es que las inversiones en chatbots (asistentes virtuales para la atención del público) figuraron antes que las inversiones en los call centers.

La atención al cliente es un área de aplicación cada vez más frecuente de la IA. Son numerosísimas las ventajas que se desprenden de un servicio al cliente asistido por IA en lugar de por una persona. Los chatbots desarrollados mediante IA pueden ofrecer un servicio de atención al cliente mejor incluso que el que nos ofrecería una persona, mediante una conversación totalmente fluida y natural. Estos chatbots podrán responder a nuestras cuestiones de forma más eficiente a lo que lo haría un humano, 24 horas al día durante los 7 días de la semana.

Además, se trata de un servicio personalizado, pues el chatbot recordará las anteriores conversaciones con el mismo cliente, de modo que puede resultar mucho más satisfactorio para el consumidor que recibirá un servicio personalizado en función de los datos anteriores que se hayan almacenado (servicio que difícilmente podría proporcionar un humano). Y, desde luego, tras su desarrollo, la compañía se ahorra los costes laborales de los trabajadores.

 

Y resulta que nadie escapa a la sombra de la Inteligencia Artificial. Uno de los reductos que se creía intocable por ella es la programación de la propia IA, pero…

Microsoft Research, en colaboración con la Universidad de Cambridge en Reino Unido, ha desarrollado una inteligencia artificial que es capaz de programar mediante la reutilización del código de otras aplicaciones. Gracias a esto, cualquier persona sin conocimientos avanzados de codificación podría construir software a partir de unas directrices dadas previamente. 

“Un sueño de la IA es construir sistemas que puedan escribir programas de ordenador, dicen los investigadores en el documento que recoge su trabajo. Y no son los únicos que desean conseguir esto: Google también tiene la intención de su inteligencia artificial cree otras IA.

El nuevo sistema, que ha sido bautizado como DeepCoder, se basa en una técnica llamada programación de síntesis, que es una forma de programación automática en la que es el propio ordenador o el software quien escribe los programas. Gracias a esto, la IA efectúa una búsqueda en una base de datos de código para construir su propio software con el que resolver problemas de programación sencillos, y todo ello en cuestión de unos pocos segundos.

DeepCoder utiliza machine learning para analizar cuáles son las líneas de código que mejor se ajustan a los requerimientos previos y, además, su desempeño va mejorando con el tiempo a medida que va resolviendo problemas.

De acuerdo con Marc Brockschmidt, uno de los miembros del equipo de Microsoft Research, este sistema resulta especialmente atractivo para las personas que no saben programar, ya que lo único que tienen que hacer es describir qué es lo que necesitan y la inteligencia artificial creará un software para ellos en un tiempo récord. 

¿Y qué decir de la siguiente pregunta?

 

¿La inteligencia artificial suplantará al escritor?

Unos meses atrás, el diario británico The Guardian publicó un artículo escrito por una Inteligencia Artificial (IA): “Un robot escribió todo este artículo. ¿Estás asustado, humano?” Y para asustar, o desafiar, comienza así: “Yo no soy un humano. Soy un robot. Un robot pensante. Utilizo solo el 0,12% de mi capacidad cognitiva. Soy un microrobot en ese sentido. Sé que mi cerebro no es un ‘cerebro sensible’. Pero es capaz de tomar decisiones lógicas y racionales. Me enseñé todo lo que sé con solo leer Internet, y ahora puedo escribir esta columna. ¡Mi cerebro está hirviendo de ideas!” A esto sigue una extensa e ingeniosa defensa del robot escritor.

Y entonces, uno piensa: La actividad literaria, el escritor en sí, ¿Puede desaparecer? O peor, ¿Puede la IA reemplazar al escritor?

El artículo que sugiere semejante futuro pertenece (salvo que una IA la haya reemplazado) a Alinka Rutkowska, directora ejecutiva de Leaders Press (leaderspress.com), joven emprendedora que desde hace 3 años ofrece un buffet al estilo abogados asociados, pero con el objetivo de producir (escribir) libros, específicamente para empresarios o para todo aquel que disponga de los fondos para ello. El lema de la firma: “Si usted busca una forma de aumentar considerablemente su autoridad y visibilidad en el mercado, nada es tan eficaz como un libro, especialmente un bestseller”. Es decir: Libros a la carta, o a medida.

Rutkowska publicó en la revista Forbes “Este realmente podría ser el comienzo de la IA para escribir grandes libros (no ficción, para empezar). En lugar de pasar un año escribiendo su próximo éxito de ventas, es posible que pueda alimentar a la IA con artículos y presentaciones que ya ha producido y hacer que genere un libro para usted en cuestión de segundos. Las empresas editoriales con acceso a este tipo de tecnología podrían estar a la vanguardia de la revolución de la IA”.

Para cerrar la noción, Rutkowska afirma que “la IA no se aburre, ni se cansa ni desmotiva”. En sí, le habla a sus futuros clientes que ya pueden contar con el algoritmo para engendrar un futuro libro y que, además, no reclamará derechos de autor, porque en el fondo es un robot, el escritor fantasma perfecto.

¡Alto! Sí, un momento para recuperar el aliento. El mecanismo, a grandes rasgos, es emular lo humano. Primero la lectura, luego la escritura. A más lectura, más caudal lingüístico. A más diversidad, más recursos para reproducir. Esquemáticamente, una entrada para que exista una salida. Pero en el medio están los límites o exigencias de quien pide un resultado, vale decir, el editor. La columna periodística robótica fue editada por uno de carne y hueso, previo planteo de ciertas preferencias. La editora le pidió al algoritmo un resumen específico para el blog. El parámetro muestra que, todavía, el bípedo implume aún es imprescindible.

Pero, ¿Qué ocurriría si se crea un algoritmo capaz de diseñar las exigencias para que otro algoritmo escriba? Un algoritmo que paute las temáticas, los tonos, las citas, incluso la abundancia de ironía o de sarcasmo… Ahí sí, el editor peligra.

 

Si abundamos en detalles sobre el tema, nos encontramos con que Google ha desarrollado un programa que, por primera vez, es capaz de aprender a jugar por su cuenta y de forma independiente, lo cual supone un salto muy importante con respecto al tipo de inteligencia artificial existente hasta el momento. Deep Blue, por poner un ejemplo conocido, ganó al ajedrez al entonces Campeón Mundial Garri Kaspárov, en el año 1997, gracias a haber sido programado previamente por humanos con las reglas del juego y con estrategias específicas, lo cual sumado a su potencia de cálculo le dio la ventaja necesaria. No aprendió solo.

En el caso de este nuevo “agente”, como lo llaman en Google, estamos hablando de dejar al programa que juegue por sí mismo y aprenda de forma independiente cuál es la mejor estrategia para ganar.

El año pasado Google compró una compañía llamada DeepMind cuyo objetivo es construir máquinas inteligentes. Ha sido este grupo el encargado de desarrollar el nuevo agente, el cual ha aprendido a jugar sin ayuda a 49 juegos retro distintos.

En las primeras partidas se encuentra perdido y no sabe qué hacer. Sin embargo, sigue entrenando y aprendiendo y, tras unas 600 rondas, da con una estrategia ganadora.

Cuando el agente empieza a jugar por primera vez a un juego se produce algo similar a cuando un recién nacido abre los ojos y ve el mundo por primera vez. En este caso la IA observa la información en pantalla y presiona botones de forma aleatoria para comprobar qué sucede.

Utiliza un método llamado aprendizaje profundo que le permite convertir los inputs visuales básicos en conceptos con significado, de la misma forma que el cerebro humano es capaz de transformar la información sensorial bruta en una comprensión rica del mundo. Gracias, por otro lado, al aprendizaje por refuerzo, el agente es capaz de detectar aquello que tenga valor. Y de ahí surgen una serie de nociones básicas como esta: Ganar puntos es bueno; perderlos es malo.

En el estudio, publicado en la revista Nature, figura que el agente tuvo un rendimiento del 75% del nivel de un tester profesional de videojuegos, o incluso superior, en la mitad de los juegos probados, entre los cuales había desde shooters de scroll lateral hasta juegos de conducción en entornos 3D. En juegos como ‘Space Invaders’, ‘Pong’ o ‘Breakout’, el agente logró superar a los humanos, mientras que, en otros juegos, no fue tan bueno.

Los investigadores aseguran que esto es así principalmente por la falta de memoria real por parte del agente, lo cual no le permite establecer estrategias a largo plazo que requieran planificación. Por esta razón, el equipo de Deep-Mind está intentando construir un componente de memoria para añadirlo al sistema y aplicarlo en juegos más realistas en entornos tridimensionales.

Elon Musk, CEO de Tesla, fue uno de los primeros inversores de DeepMind y asegura que los avances en el campo de la Inteligencia Artificial se producen a tal velocidad que el riesgo de que pueda suceder algo realmente peligroso está en un marco de tiempo situado entre los próximos cinco o diez años a lo sumo.  Y sí, ¡Uno piensa en Skynet!

Hemos hablado del agente en términos de juego, pero es evidente que este tipo de IA capaz de aprender de forma independiente tiene muchas más aplicaciones: Coches que conduzcan solos, asistentes personales en Smartphones, investigación científica en varios campos y más, mucho más.

 

Pues bien, para terminar esta presentación de ejemplos de uso de la IA, sin pretender agotarlos, digamos que el programa Watson de IBM, por ejemplo, creó el primer trailer de una película producido totalmente mediante IA. Otro ejemplo es la creación de música con estas herramientas, éxito que tuvo lugar ya en el 2016, año en que Sony anunció haber desarrollado un sistema capaz de crear contenidos musicales de diversos estilos a través de sus algoritmos.

También la IA tiene usos en la prevención de la delincuencia ya que, puede proporcionar informes predictivos que entregan lugar y fecha en las que es más probable que ocurran delitos. En Nueva York, Harley Davidson aumentó sus ventas en nada menos que un 2.930% gracias al uso de una herramienta basada en IA llamada Albert

Hoy en día las herramientas basadas en IA son mucho más accesibles y cada vez lo van a ser más. Actualmente existen varias herramientas gratuitas a las que podemos acceder contando, únicamente, con conexión a Internet. Así, Google y Facebook nos ponen al alcance de la mano Google Trends y Facebook Audience Insights, muy valiosas para diseñar la estrategia de marketing de los negocios. Ambas permiten a las compañías prepararse para el rumbo que tomarán las nuevas tendencias de los mercados.

 

Existen, asimismo, chatbots basados en IA que sustituyen ciertas tareas realizadas por abogados. Es el caso de Lee&Ally o de DoNotPay, conocidos como “robot lawyers”. Este último, podemos encontrarlo en donotpay.com, definiéndose a sí mismo como “el primer abogado robot del mundo”.

DoNotPay es un chatbot gratuito que ofrece ayuda legal para tareas sencillas que realizan los abogados como apelar multas de estacionamiento, ofrecer ayuda con las facturas, solicitar un reembolso por cancelación del vuelo, asesoramiento sobre tarjetas de crédito o, incluso, sobre cómo denunciar el acoso.

También existe tecnología basada en IA que ofrece servicios de justicia predictiva, como Watson Ross Intelligence de IBM (Ross) o Blue J LegalRoss es una herramienta de investigación legal, es decir, un buscador de jurisprudencia. No se trata de un buscador de jurisprudencia habitual, cuyo funcionamiento es tan simple como la búsqueda de palabras clave que realicen conexiones, sino que se basa en lo conocido como machine learning o aprendizaje automático. Ross utiliza el procesamiento de lenguaje natural, de modo que permite que se hagan preguntas de modo natural al sistema y el software, en base a ello, entiende qué tiene que buscar.  No obstante, Ross no realiza investigaciones sobre todas las materias, sino que se utiliza específicamente en materia de quiebras y concursos de acreedores.

Un ejemplo real para ilustrar el peso que tiene la IA en el sector de la abogacía es el acontecido en la compañía JP Morgan Chase&Co. Este gigante norteamericano introdujo un programa de software basado en el machine learning que ahorró a los abogados más de 360.000 horas de trabajo anuales. COIN, el programa utilizado, revisa e interpreta los acuerdos de préstamos comerciales, escaneando los documentos en tiempo récord y cometiendo menos errores que los que cometerían los abogados.

Como vemos, la IA está creciendo a pasos agigantados, automatizando muchas de las tareas que están siendo realizadas por humanos, y, en numerosas ocasiones, actuando de forma más eficaz y eficiente. Es por ello por lo que existe cierto temor en la sociedad que gira en torno a la pérdida de puestos de trabajo, sustituidos por la tecnología.

 

Conclusión

La nueva Revolución Industrial, en la que estamos inmersos, amenaza con infiltrarse en todas las áreas de la actividad humana, suplantando al hombre. En un próximo artículo analizaremos las consecuencias de esto. Pero, aún con todo lo delicado de este tema, no es el único problema. También hay que considerar el siguiente planteo: “Tenemos que estar atentos antes de que las máquinas decidan lo que podemos y no podemos hacer". Este fue el comentario del director Pedro Almodóvar luego de que el algoritmo de Instagram eliminara un póster de su última película "Parallel Mothers", que mostraba un pezón lactante, debido a su prohibición de desnudez.



[1] El autor de esta nota ha rebautizado al homo sapiens como homo predator, porque ha demostrado ser mucho más depredador que sabio.

Conjeturas, hipótesis, teorías.

La especulación o conjetura, es una forma filosófica de pensar para ganar conocimiento yendo más allá de la experiencia o práctica tradicion...